Néstor Kirchner: la película y el mito

Militancia, proyecto, mito. Esas, y en ese orden, son las ideas que surgen de la película.

Políticamente notamos la pasión de los militantes, con un respaldo a una idea, a un proyecto que consideran quedó trunco en su primer intento. Y ahí se ve la continuidad de las ideas, de una forma de hacer política iniciada en la década del 70 y que quedó estancada por la dictadura militar.
Los testimonios y las imágenes dan cuenta de esta continuidad y de esta idea de retorno de un ostracismo, de un destierro político, y también son testimonio del momento actual del triunfo y de la llegada a la cumbre del poder.
El hilo conductor de la historia y del proyecto es, naturalmente, Néstor Kirchner. Desde su etapa universitaria en La Plata, época en la que vivió ese primer periodo del proyecto político que él defendía.
Y después el resurgir desde la Patagonia, hasta llegar a lo máximo. Y acá se ve la vuelta, el regreso del proyecto frustrado. Y vuelve con un agregado muy fuerte: el recuerdo a los compañeros desaparecidos, a los que no están. Compañeros de militancia que quedaron en el camino de manera brutal. Y en ese recuerdo se basa una de las ideas fuerzas del proyecto: los derechos humanos. Y vale mencionar una escena del film: cuando Kirchner, en nombre de la clase política pide perdón a esos desaparecidos por la falta de respuestas, por la falta de justicia. Hay dos aspectos a destacar: la emoción, el fuerte sentimiento de Kirchner al hablar del tema, las manos nerviosas sobre el atril, moviéndose continuamente. El otro tal vez sea consecuencia del primero, la no mención a lo hecho por Raúl Alfonsín al respecto, con el juicio a las juntas.

Una de las voces más importantes que dan testimonio de la vida de Néstor Kirchner es la de su hijo Máximo, que revela la postura de su padre de avanzar con el proyecto político, el no retroceder. También afirma la convicción de que no cambiaría nada de lo hecho hasta hoy.
Naturalmente, no quedan afuera los dos conflictos más importantes que ha tenido el proyecto, dificultades aún irresueltas: la disputa con las organizaciones agrarias por las retenciones, resolución 125 incluida, y la denominada batalla cultural cuyo principal eje es la llamada Ley de Medios. Y decimos que están sin solución porque como se ve en el film las discusiones por ambos temas siguen teniendo vigencia.
Esta batalla cultural queda claramente demostrada en el testimonio de Máximo Kirchner al referirse a los festejos del Bicentenario, cuando menciona la frase dicha por su padre de haber quebrado culturalmente a la oposición. Es claro que la disputa por la Ley de Medios tiene un componente que va más allá de las cuestiones técnicas, políticas económicas y judiciales. Es el ingrediente cultural.
Finalmente llegamos a la construcción del mito, que empieza con un hecho que no se ve en la película, que es el fallecimiento de Néstor. La única mención son los carteles escritos por la gente, por ciudadanos, por los militantes en agradecimiento por su obra y de respaldo a su esposa, Cristina, y a la continuación del proyecto.
Y tal vez esa referencia indirecta contribuya a fortalecer esta construcción del mito, del paso de ser humano común a la categoría de héroe político de haber sacado a su país del abismo. Puede dar lugar a discusiones, como todo mito. Tendrá detractores y defensores, pero de lo que estamos hablando es de una película.
Y en la película el mito está bien creado, aunque la realidad pueda ser distinta.