En una carrera áspera y frenética, Lando Norris logró imponerse sin mayores complicaciones y volvió a lo más alto del campeonato.
Luego de una excelente clasificación en la que, el hasta entonces escolta del torneo, Lando Norris, hizo la pole frente a las Ferraris de Charles Leclerc y Lewis Hamilton, la largada del GP de México prometía acción, tensión y un claro contraste entre quienes se juegan todo a falta de cuatro carreras (Norris, Oscar Piastri y Max Verstappen) y quienes no tienen nada que perder (los ya mencionados Ferraris junto con George Russell).
Efectivamente, el inicio de la carrera cumplió con las expectativas: Norris tuvo una reacción excelente que le permitió cubrir la cuerda sin inconvenientes; de manera similar, el heptacampeón Lewis Hamilton traccionó impecablemente y le robó el interior a su compañero de equipo. Pero ninguno contaba con la bestia de Hasselt, Max Verstappen, que superó rápidamente a George Russell e intentó adelantar a ambos por fuera.
Leclerc, nada contento con lo que el cuatro veces campeón del mundo estaba por hacer, se lanzó hacia el exterior, obligando a Max a frenar sobre el piano, bloquear y salirse al pasto. Lo que siguió fue una auténtica hecatombe: varios pilotos cortaron la pista y debieron devolver posiciones al llegar a la curva cuatro. Durante varios minutos, el orden fue un caos, pero al comenzar la segunda vuelta, el liderazgo pertenecía a Norris, seguido por Leclerc, Hamilton, Verstappen, Russell y Oliver Bearman.
La tensión siguió creciendo, y en la vuelta 6 los fanáticos vivimos flashbacks de una de las mejores rivalidades de la historia del deporte. Por primera vez en mucho tiempo, Hamilton y Verstappen se encontraron en pista para pelear por algo importante, en este caso, el tercer puesto de la carrera. Lo cierto es que cada vez que el neerlandés se cruza con el inglés, algo dentro de su cabeza hace cortocircuito: llegando a la primera curva, Max realizó un muy agresivo divebomb, lo tocó y le ganó la posición. El heptacampeón no se dio por vencido e intentó pasar a su contrincante en el exterior de la curva cuatro, pero un mal cálculo provocó que bloquee sus neumáticos y se vaya fuera de pista. En medio del caos, un oportunista Oliver Bearman aprovechó para adelantar a Russell y a Verstappen con dos maniobras magistrales.
Finalmente, el orden de carrera pasaría a ser: Norris (que ya sacaba 8 segundos de diferencia), Leclerc, Hamilton (que luego fue penalizado con 10 segundos de sanción por haber ganado una posición fuera de pista, no haber seguido la vía de escape, y por luego haber agrandado su ventaja), Bearman y Verstappen. Si el relato parece caótico, es porque así fue la carrera.
En la segunda mitad, el protagonismo pasó a Oscar Piastri, que inició una remontada impecable tras una mala clasificación. Su primera víctima fue Yuki Tsunoda, a quien adelantó fácilmente en la llegada al T1 por el octavo puesto. En la vuelta 38, el australiano ya había alcanzado al trencito de tres autos integrado por los Mercedes y el Haas. En simultáneo, Verstappen fue el primero de los líderes en entrar a boxes, una estrategia jugada que luego daría resultados.
Piastri intentó pasar a Russell, cuyo ritmo se veía coartado por el de su compañero delante, durante varias vueltas; el intercambio de posiciones entre los Mercedes se dio en el giro número 41 y el australiano no fue capaz de capitalizar esta oportunidad. Siete vueltas más tarde, y luego de varios intentos del McLaren sobre el italiano, los mecánicos del equipo alemán le dieron un regalo divino a su rival: tanto Kimi Antonelli como Oscar entraron a los boxes en simultáneo, pero el que ingresó después salió antes, ¿cómo?, por medio de una horrible parada que hizo que Antonelli pierda la posición. La cruzada del hombre que estaba por perder el liderazgo del campeonato tuvo su clímax faltando once vueltas para que termine la competencia: con un valiente movimiento de último momento le robó el interior de la primera curva a Russell y se hizo con el quinto lugar.
El final que nunca fue
Quedaban dos vueltas y el desenlace prometía ser épico: Verstappen estaba a menos de un segundo de Leclerc, Piastri se acercaba a Bearman y Franco Colapinto tenía en la mira a su compañero. Pero un Virtual Safety Car innecesario, provocado por un Carlos Sainz que sufrió un día para el olvido por un error del pit limiter, convirtió el cierre en un simple desfile.
Así, tras seis meses de altibajos, Lando Norris volvió a ganar y retomó el liderazgo del campeonato. Piastri limitó los daños, Verstappen sigue al acecho y el Gran Premio de México nos dejó con ganas de más. La batalla por la corona continuará el 9 de noviembre en el GP de Brasil.