Los dioses no estaban solos en el Olimpo, siempre eran acompañados por personalidades celestiales inferiores en categoría (pero no dejaban de ser importantes por el trabajo encomendado), muchas de ellas unidas por lazos familiares y establecidas dentro del árbol genealógico.
Empecemos por Iris
Esta era una hermosa doncella, equivalente en su aspecto femenino a Hermes. Al igual que Mercurio, poseía sandalias con alas, un caduceo y era la mensajera de los Dioses con los humanos. Vos te preguntarás cuál era la diferencia entonces con Hermes. Este último es un olímpico, no un dios secundario, y la comunicación que él tenía era algo así como más dirigida de dioses a dioses.
Iris en griego significa “arcoíris”, y siempre salía después que la tormenta amainaba, en representación de que el conflicto había sido superado y las tormentas habían desaparecido. Mensajera para los hombres de paz y belleza que muestra los 7 colores primarios y el puente que todo ser humano puede alcanzar para reconciliarse con los dioses al subir por el color que más lo identifica, sin rivalidad y sabiendo que ninguno es mejor que el otro, solo son siete caminos para el encuentro con nuestros dioses internos.
Temis
Diosa que tuvo mucho que ver con Zeus, ya que era una de sus amantes y siempre se sentaba a su lado y le hablaba al oído para aconsejarle, ya que Temis significa “prudencia”.
Ella tuvo varios hijos: en el principio de los tiempos fue madre de las Horas y de las Parcas, y Zeus le hizo concebir a tres hijos más que fueron la Equidad, la Ley y la Paz.
Es la representación propia de la justicia y el orden. Fue quien construyó el Oráculo de Delfos y también se dice que era Pitonisa, tal es así que en Tesalía era docta en astrología. Su forma física era representada por una balanza en una de sus manos, los ojos vendados y un cuerno de la abundancia, pero también se la puede ver con una espada como símbolo de la voluntad de cortar y dividir, que es la forma física de la palabra discernir.
Metis
Esta diosa también era amante de Zeus, hija de Océano y Tetis y, después de Hera, una de las primeras mujeres del dios más grande del Olimpo. Su nombre significa “prudencia”. Zeus estaba muy enamorado de esta diosa menor, ella personificaba toda la sensatez y la cordura que él necesitaba, pero el Oráculo había pronosticado que el próximo hijo que Zeus tuviera sería destronado por él mismo, por eso cuando se enteró que Metis estaba embarazada se la tragó. ¡Qué genial esto de la mitología para poder ver nuestros complejos! Hizo exactamente lo mismo que hacía su padre, en definitiva, repitió la historia y no pudo (al igual que Cronos) soportar el destierro cósmico. Pero ese hijo se estaba formando en su cráneo y llegó un momento en el que el dolor era tan tremendo que pidió que viniera el herrero de los dioses para que, de un hachazo, le abriera la frente. Los pedidos de Zeus eran órdenes sin cuestionar, por lo tanto así se hizo y, para sorpresa de todos, ante el corte craneal salió toda armada Palas Atenea, la Diosa que solo reconoce a su padre y la que más bendiciones tuvo del mismo.
Hay mucho más para contarte sobre los dioses secundarios, pero mejor lo dejamos para la próxima nota.
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