Los cambios tecnológicos que vivimos como sociedad se producen cada vez más rápidamente y, si tuviésemos que trazar una línea cronológica a lo largo de todo lo conseguido por la humanidad, podríamos apreciar de manera gráfica que la mayor parte de acontecimientos se agrupan en la zona que se encuentra más cerca del presente.
Por ejemplo, desde la aparición de la escritura (la primera tecnología) es cuando comúnmente se denomina que comienza la historia del Hombre, aunque podemos hacer mención a la protoescritura hace unos 6.000 años. Al caso, es lo mismo, elegí el punto inicial donde quieras.
Sin entrar en mayores detalles, los grandes hitos comprendían una brecha de siglos o, en el mejor de los casos, décadas entre sí. Pero en el espectro que abarca desde mediados del siglo pasado a este decenio que transitamos, la cantidad de disrupciones y avances en todos los ámbitos resulta abrumadora.
Precisamente, uno de los desarrollos que nos modificó en todo sentido es la aparición de la internet. Y, como no es oportuno contar los pormenores de cómo nació la web y la participación esencial de Tim Berners Lee, incluso por un momento aceptemos que los escritos de J. C. R. Licklider en agosto de 1962 son la base de esta tecnología que incluso hoy continúa su crecimiento a lo largo y ancho del globo.
En pleno periodo de expansión del mundo mobile y posterior al Big Data (información en tiempo real: el tránsito y transporte de innumerable e imposible de cuantificar cantidad de información y almacenamiento de datos), ya nos encontramos transitando la era de la Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés).
Esta Internet de las Cosas se refiere a la conexión de todo lo que nos rodea, algo así como una simbiosis al mejor estilo «Avatar» o «Star Wars» pero desde el punto de vista tecnológico. Y ya está entre nosotros, que generalmente confluye en que mediante tu smartphone puedas controlar cuándo iniciar el lavarropas, optimizar el funcionamiento de tu heladera para que economice electricidad o hasta tener lista y a punto la comida para cuando llegues a tu hogar. Bueno, si aún te parece un poco futurista, apuesto que ya elegiste un video o una playlist desde tu smartphone para verla en la tele. De eso estamos hablando.
Al respecto de cómo avanza esta industria, según estudios se calcula que para dentro de 5 años habrá aproximadamente 17.000 millones de objetos conectados entre sí. Por ejemplo, para conocer cómo crece a escala global y cómo indefectiblemente se integrará en nuestra región, «en Latinoamérica los usuarios demandan cada vez mayor conectividad y servicios de comunicación que les permitan ser más productivos y acceder a servicios de todo tipo. Esto ha generado en la región importantes inversiones en el despliegue de redes de telecomunicaciones, lo cual está también siendo impulsado por los gobiernos a través de sus Planes Nacionales de Banda Ancha”, expresa Fernando Sosa, quien preside en Argentina Alcatel.Lucent y es vicepresidente de la compañía en el Cono Sur.
Además, todavía estiman que el desarrollo continúe por entre 5 y 10 años. Actualmente existen en el mundo unos 3.750 millones de objetos conectados a internet, es decir, mil millones más que personas conectadas. Por eso, en solamente 6 años el número de elementos interconectados se multiplicará por 6. Basta citar como ejemplo que los dispositivos wereables (smartwatch y productos deportivos que miden pulsaciones, kilómetros recorridos y objetivos de superación personal) pasaron de facturar 630 millones de euros en 2011 a 7.140 millones de euros el año pasado y rozarán los 12.000 millones para finales de 2015.
«Nos estamos moviendo hacia un mundo ultra conectado y la base fundamental de ese mundo son las redes. Sin ellas no hay conectividad», asegura Fernando Sosa. «Las empresas están enfocadas en los usuarios y redirigirán sus estrategias de negocio hacia esa virtualización para llegar más rápida y eficientemente a los clientes. En los diferentes países del Cono Sur se están dando importantes cambios en las leyes de Telecomunicaciones», detalla al referirse al pobre servicio con el que se cuenta en servicios de red en esta región del planeta. Por ello, explica que «el futuro sigue presentando desafíos en lo que a conectividad de banda ancha y capacidad de las redes se refiere y, sobre esta última, existe una gran demanda para que sean más eficientes y de mayor velocidad. Nuestra tecnología, los servicios IP y el cloud nos permitirán enfrentar estos retos del mercado». Lo que se necesita es inversión.
Precisamente, para el año 2030 estiman que las inversiones de capital en la Internet de las Cosas y su aumento de la productividad representarán un incremento de 6,1 billones de dólares al Producto Bruto Interno de la economía de Estados Unidos. Por su parte, los cálculos para Alemania llegarían a 700 mil millones de dólares de PBI acumulado para 2030 (que representa una suba de 1,7%). Si siguieran estos mismos pasos, Gran Bretaña podría elevar a 531 mil millones el PBI (1,8% arriba) y China podría llegar a 1.800 millones de dólares de PBI para 20130 (y subir 1,3% las proyecciones para dicho año).