Hace poco más de 60 años, la vida política de las mujeres empezaba a cambiar en la Argentina. El 23 de septiembre de 1947, María Eva Duarte de Perón, la esposa del entonces presidente Juan Domingo Perón, anunciaba la promulgación de la Ley 13.010 que establecía el voto femenino en nuestro país.
“Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas… mujeres de mi patria, recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante nosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas”.
Esta norma convirtió en realidad el sueño de muchas mujeres, políticas, escritoras y luchadoras por los derechos de la mujer, entre las que podemos nombrar a Alicia Moreau de Justo, Elvira Dellepiane de Rawson y las escritoras Alfonsina Storni y Silvina Ocampo.
Cabe mencionar que en San Juan se había sancionado una ley que otorgaba el derecho de voto a la mujer en el año 1927, por impulso del gobernador Aldo Cantoni, y que permitió a dos mujeres ocupar cargos públicos electivos: una intendencia y la diputada Emar Acosta, del Partido Demócrata provincial. Lamentablemente, tras el golpe militar de 1930 esta ley fue derogada.
Cuatro años más tarde llegó la aplicación práctica de la Ley 13.010 en las elecciones del 11 de noviembre de 1951, en las que fue reelecto como presidente Juan Domingo Perón. Por primera vez en nuestra historia, las mujeres podían sufragar y más de tres millones de mujeres ejercieron su nuevo y doble derecho cívico: elegir sus representantes y ser elegidas como tales. El Partido Peronista fue el único que tuvo candidatas mujeres en sus listas. Esto permitió que 23 diputadas y 6 senadoras ocuparan sus bancas al año siguiente.
El establecimiento del voto femenino obligatorio fue un avance en la apertura política argentina, que había dado ya un paso importante con la ley de sufragio de voto universal, secreto y obligatorio en 1912 con la denominada Ley Sáenz Peña. Claro, lo que le faltaba a esta norma era la universalidad completa, ya que permitía el voto de los varones mayores de 18 años. La ley de 1947 subsanaba este vacío legal y social.
El 23 de septiembre es una fecha más que significativa para la vida de las mujeres y que, desde hace 66 años, reconoce en nuestro país la igualdad de derechos de mujeres y hombres en democracia para ser partícipes en el gobierno o mediante la elección de sus representantes y que iguala la condición de la mujer y del hombre en el goce y ejercicio de los derechos políticos. En los artículos de una ley se plasmaba una historia de lucha, de perseverancia en pos de un objetivo.
Desde 1911, cuando el diputado socialista Alfredo Palacios presentó un proyecto de ley de voto femenino hasta 1942, hubo varios proyectos para otorgar el voto a la mujer pero ninguno tuvo final feliz y, hasta 1945 con el impulso del peronismo, finalmente inició un camino que dio los frutos esperados.
Derechos políticos de la mujer
La ley de 1947 es un hito en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero fue solo un comienzo. En 1997 se sancionó la ley 24.785 por la que se estableció que el 23 de setiembre de cada año se celebre el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Y, a lo largo del tiempo, varios hechos fueron marcando este camino de conquista de derechos cívicos para el género femenino.
En noviembre de 1991 se aprobó la Ley 24.012 de cupo femenino que amplió las posibilidades de participación real de las mujeres al establecer un mínimo de cantidad de candidatas mujeres en las listas. Se establecía que “el 30 por ciento de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidades de resultar electas” debían ser mujeres. Un detalle: las listas sábanas eran de diputados, ya que el Senado no era elegido por el pueblo. Precisamente, y tras la reforma constitucional de 1994, se amplió la herramienta del cupo al Senado en el año 2000.
La incorporación de la mujer a la vida institucional de forma más amplia provocó que se abordaran temas como leyes de salud sexual y procreación responsable, ley nacional y provinciales sobre violencia familiar, ley de jubilación anticipada, de educación nacional, registro de deudores morosos de cuotas alimentarias, modificación de tipologías discriminatorias del Código Penal, etc.
La lucha por el derecho cívico femenino hasta 1947
Hacia fines del Siglo XIX y las tres primeras décadas del Siglo XX tienen lugar en Argentina las primeras luchas sufragistas como parte de un proceso a nivel mundial del que llegan los efectos de la primera ola del feminismo.
En 1883, en la ciudad de Pampa del Chañar (San Juan), se confeccionó el primer padrón femenino.
En 1896 se fundó el Partido Socialista que, en su plataforma, proponía la igualdad política y laboral de las mujeres.
En 1902 se organizó el Centro Socialista Feminista con Fenia Chertkoff.
En 1905 se creó la Liga Femenina Nacional, vinculada con organismos internacionales sufragistas.
En 1908 nacía el Centro Feminista a cargo de Elvira Rawson de Dellepiane, primera mujer radical seguidora de Leandro N. Alem.
En 1910 Buenos Aires fue sede del Primer Congreso Femenino Internacional.
En 1918 se creó la Unión Feminista Nacional liderada por Alicia Moreau de Justo. Carolina Muzzilli fue la pionera socialista en los gremios.
La aplicación de la Ley Sáenz Peña en las elecciones nacionales en 1916 significó, para los grupos feministas, un punto de quiebre que dio mayor empuje al reclamo público para la conquista del derecho al voto.
Se crearon diversas agrupaciones sufragistas y surgió la Asociación por los Derechos de la Mujer, el Partido Feminista Nacional liderado por Julieta Lanteri. También hizo su aparición el primer movimiento de mujeres radicales sufragistas, llamado “Mujeres de Hipólito Irigoyen”.
La Asociación Argentina del Sufragio, fundada por Carmela Horne de Burmeister en 1932, se convirtió en la mayor agrupación de la década del 30, que llegó a tener 80.000 afiliadas. Ese mismo año, Moreau de Justo elaboró un proyecto de ley que establecía el sufragio femenino.
En 1938 la Unión Argentina de Mujeres y la Asociación Argentina del sufragio femenino (con Victoria Ocampo y María Rosa Oliver) presentaron un proyecto de la ley en la Cámara de Diputados.
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