¿Quién mató al cine?

El estreno de la nueva película de David Cronenberg, «Crimes of the Future», trajo nuevamente la aspereza de pensar que la experiencia de verla en pantalla grande va a ser para unos pocos. La plataforma Mubi compró los derechos y el único espacio que va a poder estrenarla va a ser la Sala Leopoldo Lugones (en la Ciudad de Buenos Aires) en 12 funciones previas al estreno online.

A propósito de estas circunstancias, conversamos con Martín Morgenfeld, director general de la distribuidora MACO Cine, para intentar aclarar el panorama respecto de la distribución y la exhibición de las películas. «Mubi compró la película de Cronenberg en calidad de exhibidora y distribuidora en algunos territorios y decidieron lanzarla en Argentina solamente en una sala porque el estreno en la plataforma va a ser muy cercano a esta fecha y, entonces, no se llega a cumplir con lo que se llaman ventanas».

¿Qué son las ventanas?

«Los exhibidores, es decir, los cines, históricamente y hasta la pandemia exigían una ventana de exclusividad de 12 semanas, que las películas no podían estar en ningún otro lado por tres meses para que los cines la programen. Por eso, cuando estrenamos ‘Roma’ salimos en muy pocas, la gran mayoría de los cines no la aceptaban porque se estrenó casi en simultáneo con las plataformas», detalla Martín.

Actualmente, una gran cantidad películas se estrenan y llegan muy rápido a plataformas: «Hoy, después de la pandemia, la ventana que exigen los cines se redujo a 45 días, un mes y medio. Mubi decidió que va solo a la Sala Leopoldo Lugones porque se va a lanzar en la plataforma antes de los 45 días. Pero con otras películas toman otras decisiones, por ejemplo, más adelante se estrena ‘Memoria’ de Apichatpong Weerasethakul y, en ese caso, van a cumplir la ventana de 45 días y luego la van a subir a su plataforma».

Pero algo que nos explica Martín es que estas decisiones se evalúan caso a caso y según múltiples particularidades que pueden cambiar, y nos da un ejemplo: «Nosotros con ‘Madres paralelas’ de Pedro Almodóvar tuvimos una ventana de 16 días, en ese momento como era febrero y ‘temporada baja’, las cadenas programaron igual la película, salvo Cinépolis que no accede a ningún tipo de reducción de ventana. Pero con la próxima de Netflix vamos a tener unos 8 y como va a ser en ‘temporada alta’ es complicado que la quieran programar», entonces, «la única forma de asegurarse que los exhibidores la consideren en condiciones tradicionales es respetar la ventana».

Algo a tener en cuenta es que, además, las ventanas las establece la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantallas, pero que «Crimes of the future» va a la Sala Leopoldo Lugones, que por ser una sala pública no responde a estos criterios comerciales, así como a lo largo del país las salas independientes pueden tomar una decisión propia. Martín nos aclara: «El asunto son las grandes cadenas, que incluso así toman decisiones una a una. ‘Madres paralelas’ no respetó la ventana y, sin embargo, Showcase y Cinemark la programaron».

¿Y si quiero que mi película pase sí o sí por el cine?

«Quien es dueño de los derechos decide qué hacer con ellos. Yo podría ir a un agente de ventas, comprar todos los derechos de una película y no estrenarla en cines si no quiero y vendérsela directamente a una plataforma. En el caso de una major como Disney, ellos toman una decisión a nivel global porque tienen los derechos en todo el mundo, pero en el caso de una película como la de David Cronenberg, cada empresa que compra cada territorio decide sobre su potestad, Mubi en el caso de Latinoamérica, Turquía, India y Malasia, pero en Estados Unidos la compró Neon y se estrenó en cines con ventana normal.

La productora o agente de ventas en su representación podría decidir que el contrato tenga una cláusula de estreno obligatorio en theatrical, lo que pasa es que si una plataforma pone mucha plata, en general, le aceptan todas las condiciones que piden.»

¿Una novedad?

«Para ser honesto, la realidad no es que todas las películas siempre tuvieron garantizado su paso por cines. Había películas que iban directo a video, pero como era otra época esas películas eran consideradas directo a video o consideradas telefilm, casi que para ser consideradas como película debían pasar por el cine», detalla Martín Morgenfeld.

Cuando nos enfocamos en estas cuestiones, a veces perdemos el eje de que estamos hablando de un hecho artístico y cultural que implica mucho más que su funcionamiento comercial. En este sentido, Martín nos dice que «para mí, el cine es en el cine, las películas no se ven y se escuchan igual en una casa. La materialidad de la película se construye en base a imagen y sonido, y el sonido se construye por lo menos para ocho canales o más y la imagen para una pantalla con un proyector de determinadas características. Cuando vos ves la película en tu casa no estás accediendo a la experiencia en su completitud».

Asimismo, a tono personal, podríamos comenzar a preguntarnos por una nueva desigualdad, si yo puedo ver una película en una sala y otra persona en la pantalla de su celular, ambas tenemos acceso a un contenido pero no el mismo acceso a la experiencia.

Cuando hablamos de la diferencia entre la sala y la pantalla del hogar, Martín señala que «hoy por hoy, en pleno auge de la hiper comunicación, la sala también tiene un valor y es que el cine es una de las pocas actividades donde, por un periodo prolongado de tiempo, uno dedica plena atención».

Después de la cuarentena

«Lo que está pasando ahora en exhibición es que la brecha entre los que venden mucho y los que venden poco se agrandó horrores. Si miramos el top 10 vamos a ver que las primeras 4 venden una barbaridad, las siguientes muy poco y afuera del top 10 no venden nada». Y esas primeras 4 venden verdaderamente mucho, no es que nadie volvió al cine, la gente volvió al cine a ver cosas muy específicas».

Además, «en Argentina lo que observo es que hay una primavera de los espectáculos en vivo, por ejemplo, el teatro tiene mejores números que la pre pandemia y los recitales también. La gente que más o menos tiene dinero para invertir en ocio y cultura se está volcando fuertemente a gastarla y salir. Dentro de este panorama, a los cines está volviendo menos gente».

¿Por qué sucede este fenómeno? «Creo que durante la cuarentena se vio muchísimo material audiovisual, entonces hay ciertas ganas de hacer cosas que no se hicieron durante la pandemia. No creo que el fundamento sea el valor de una entrada, ya que el cine es una actividad muy económica y más en relación a otras».

¿Y qué podemos hacer?

«En principio, el sistema capitalista (para bien y para mal) funciona mucho por oferta y demanda. En la medida que la gente vaya mucho al cine a ver tales películas y no las vea tanto en plataformas, es un mensaje. Cada vez que uno elige qué y cómo consumir está votando, de alguna forma. Si las 12 funciones de ‘Crimes of the future’ se agotan en segundos como pasó con ‘Drive my Car’ de Ryusuke Hamaguchi, Mubi sacará la conclusión de que había público para pasarla en el cine. Lo mismo Netflix y Disney», y agrega: «Yo también noto que hay mucha gente que dice lo de los cines pero no va al cine».

Finalmente, Morgenfeld concluye que «no debería regularse, porque nadie te puede obligar a hacer una u otra cosa. En todo caso, lo que debería pasar es que las plataformas tributen para el fondo de fomento como siempre tributaron las radiodifusoras y que parte de esa plata vaya a la financiación de cine argentino. A su vez, otra función que se podría cumplir es preservar el cine nacional con una cinemateca o proteger la exhibición, generar circuitos para el cine argentino, esas cosas que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) hace o debería hacer».

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