Redes sociales y evangelio en pandemia

Dialogamos con el padre Jorge Reinaudo, oriundo de Córdoba, que además de ser sacerdote y dar misas, cambia instalaciones eléctricas de la iglesia, pinta, tiene su propio programa de radio que se emite todos los jueves por radio María y revoluciona las redes sociales con sus videos en TikTok.

La vocación por convertirse en sacerdote apareció en su adolescencia. Por aquel entonces, conoció al cura Víctor Puñata, quien lo incentivó para avanzar con la carrera, pero su mentor falleció al año siguiente: “Me quedé con una impresión muy linda de lo feliz que era Víctor ayudando a otros, compartiendo su vida y su ministerio sacerdotal con otros jóvenes. Hice un retiro con él y fue una experiencia maravillosa. Descubrí ahí que Dios me llamaba a ser feliz y a hacer felices a los demás, me conecté con la alegría del padre Puñata y fue un antes y un después”, relata con emoción Reinaudo. “Yo pensaba que los curas no teníamos que estudiar, creía que con rezar y llegar a un nivel alto de oración, ya te ordenaban”, afirma entre risas el sacerdote. “Pero no, tuve que dedicarle a la carrera 8 años, y leer mucho, sobre materias muy variadas. 118 son en total, deben ser como 2 o 3 carreras universitarias juntas, más o menos”, agrega el cura.

“Empecé con TikTok y pegó de una. En ese tiempo grababa hasta 3 videos por día. Sinceramente, yo tengo una capacidad creativa y práctica: pienso la idea, pongo el pie de la cámara, prendo las luces y ahí nomás en 15 minutos saco el TikTok. Es mi momento recreativo, algunos van a jugar al paddle, yo me hago un TikTok”, confiesa el cura que se acercó a las redes apenas asumió el sacerdocio y fue un antes y un después en la evangelización. “He generado contenidos incluso siendo diácono con los filtros de Snapchat pero cuando me ordené, 36 días después, por ser el primer cura que hacia estas cosas en redes, me hicieron una nota en La Voz del Interior y me pusieron el título de paya cura cordobés con la idea de parafrasear a los paya médicos, y fue un boom. Al día siguiente atendí a más de 30 programas de radio”, describe Reinaudo sobre las repercusiones que tuvo su inmersión en las redes. “Me siguen y acompañan de todas partes del mundo: Turquía fue el primer país desde donde recibí comentarios afectuosos, pero hoy me han escrito, por ejemplo, desde Hong Kong, Alemania, España y Japón. Al comienzo contaba los países adonde llegaba lo que yo hacía y llegué hasta 46, después dejé de hacerlo pero es increíble. Confirmo que todo esto es un signo de Dios, porque desde que me ordené de cura hasta hoy no he dejado de vivenciar una sorpresa cada día: hoy estoy compartiendo con ustedes, en un rato tengo otra transmisión. Las oportunidades de seguir sembrando la bondad, la belleza, la alegría que a la gente le hace tanta falta, no cesan”, relata Reinaudo.

“Antes la iglesia tenía una voz y una palabra muy marcada. La gente estaba pendiente de qué decía, ahora la gente elige escuchar a Dios o no, ir a la iglesia o no. Hay una vieja Iglesia, más conservadora, que tiene que ver con el cura que te reta, que te trata mal, la iglesia a puertas cerradas y hay otra que es la que menos se conoce, que es la del Papa Francisco, de puertas abiertas donde se resalta más la misericordia que el dios castigador, donde el cura quiere ser uno más en la sociedad que colabora, que da una mano”, describe el sacerdote. En cuanto al Vaticano, Reinaudo cuenta que tomaron su tarea evangelizadora como un gran desafío e hicieron tesis en Roma sobre su actividad en las redes. “Tengo fieles allá, y el Papa Francisco sabe lo que hago porque, inclusive, yo le mandé una carta informal contándole lo que hacía, y a las 2 horas y 15 minutos recibió su respuesta el 27 de junio del año pasado, donde me decía: ‘seguí haciendo lío’ y me hizo mucho bien. Lo primero que hice fue mostrárselo a mi obispo. Por otro lado, Catholic Link, que es el portal católico más grande del mundo, publicó una entrevista y me citan como el evangelizador más creativo que tiene la Iglesia actualmente, y para mí es un honor”.

“A la juventud la veo apagada, veo jóvenes a los que le han dicho que son el futuro y eso ha hecho mucho daño, porque viviendo en un país donde hay corrupción y donde la única forma de superarse es pisando a otros, es igual a decirte que vas camino a la ruina. Es una generación que está a la espera de ser protagonistas pero cuando sean grandes, y es tremendo. Nos están faltando jóvenes que se pongan la camiseta de lo que aman y vayan para adelante. Se necesitan más valores como la bondad, la alegría y construir el ahora, el hoy, con mucha fuerza”, afirma con seguridad el padre Jorge.

Respecto a la pandemia, Reinaudo cree que “la fe y la ciencia no están enemistadas sino que una debe acompañar los pasos de la otra tal como lo mencionó hace años en una carta Juan Pablo II (Encíclica Fides et Ratio)”. “El que tenía su negocio cerró y se quedó en la calle, el que contaba con todo el dinero no podía comprar la cura. La pandemia nos desinstaló del circo que teníamos armado como sociedad y nos obligó a mirar al otro”, asegura el sacerdote, y agrega: “Pensé que la pandemia nos iba a enseñar más, que la gente iba a ser más generosa, que se iba a acercar más a Dios, pero todavía hay muchos que piensan solo en sí mismos. Hay personas a las que les preocupan los bienes materiales como si en el cajón se pudieran llevar algo. Ojalá que después del virus sepamos abrazarnos y saber qué significa un abrazo, que sepamos compartir un mate y entender el significado de compartir la vida con alguien, que aprendamos a valorar lo simple”, declara el revolucionario joven. “Mi desafío es volver al evangelio, es volver al Jesús que caminaba haciendo el bien, la gente necesita eso: la frescura del evangelio”.