Tierna mirada sobre los afectos

Todos los domingos del corriente mes se puede asistir en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) a las 20 horas, al segundo largometraje de Sol Berruezo Pichon-Riviére («Mamá Mamá Mamá»), que fuera presentado fuera de competencia en el Festival de Cine Internacional de Mar del Plata en el año 2021.

«Nuestros días más felices», tal el título del film, se centra en una historia de madre e hijos apelando también al realismo mágico y haciendo aparecer a la madre desde su corta edad en un cuerpo de niña, en su interacción con los mismos, logrando de esta manera una más que interesante reversión vincular en la que la ternura campea por sobre los estereotipos de reproches, desgastes y culpas por abandono.

La propuesta emerge como una alternativa de rescate materno filial superadora, en la que se eligen destacar los momentos más intensos, disfrutables y tiernos de esta relación.

Otra posible lectura es la de la metáfora, asemejando un adulto enfermo a un niño en cuanto a sus necesidades y reclamos y en cuanto a la necesaria reversión de roles que esta posición conlleva.

Esta acertada elección del guion (la directora conjuntamente con Laura Mara Tablón) no solo resta dramatismo al planteo sino que se permite introducir una refrescante cuota de humor, a la vez que un novedoso acercamiento a la interioridad subjetiva de la tercera edad.

La realizadora apela, una vez más en este opus, a los vínculos familiares, intentando extraer los esenciales y más disfrutables momentos de esa relación. En ese sentido, las escenas de la playa resultan de una intensidad destacable.

Con una influencia kaurismakiana en cuanto al desarrollo de algunos planos, «Nuestros Días Más Felices» se constituye en una acertada y valorable apuesta a la plasmación del desarrollo de los vínculos familiares.