"Una especie de familia" y eslabones de un oscuro sistema

«Una especie de familia» es una película de Diego Lerman que cuenta el viaje de Malena (Barbara Lennie) hacia Misiones, donde tiene un acuerdo con Marcela (Yanina Ávila). Marcela está a punto de dar a luz y Malena será quien se lleve a ese niño para criarlo como propio.
Una vez allí Malena se encuentra con un panorama inesperado. Una exigencia de dinero que no estaba acordada, pero que pone en jaque a Malena, le parece injusto… pero está desesperada.

De un lado y del otro

Ese es el principal detonante que pondrá en evidencia los hilos que se mueven en el film. Por un lado, vamos a conocer a Malena minuciosamente desde su deseo desesperado de ser madre. Un deseo que, poco a poco, veremos hasta dónde es capaz de llevarla y cuánto puede cegarla. Además, iremos descubriendo los recovecos y la profunda tristeza que la mueven.
Por otro lado, nos introducimos en el contexto de un mercado ilegal de adopciones con la burocracia y los organismos cómplices, representados principalmente en el doctor Costas (Daniel Aráoz), intermediario entre la «oferta y demanda», es decir, entre las Marcelas y las Malenas de este sistema oscuro. Otra de las patas de este sistema está representado en Marcela, una joven misionera que vive en la más dura pobreza, que ya tiene tres hijos y que entra en este acuerdo con Costas y Malena.

Un círculo «perfecto»

La película explora con detalle y expone con una mezcla de belleza y crudeza este mundo en cada plano. Con diálogos justos y buenas actuaciones, nos propone distintos puntos de vista y reflexiones. Nos sacan de la polaridad «esto está bien, esto está mal» paralela a «legal e ilegal» y despliega matices, posibilidades, realidades de un tema complejo y de un rincón olvidado de nuestro país, sumido en la pobreza. Este es un mundo en el que las Malenas que pueden estar ofreciendo la posibilidad de una vida y un destino mejor a estos bebés, las Marcelas que están desbordadas por la necesidad y en la que los doctores Costas representan el cinismo y el abandono total de la asistencia social del Estado, que se aprovecha y explota a las dos partes, que utiliza la desesperación, la ansiedad, la necesidad y el hambre para cerrar un círculo oscuro, ilegal, doloroso… pero perfecto.