Federico Melioli nació en Rovigo, un pequeño pero acogedor municipio italiano fundado en la época medieval, repleto de un sinfín de palacios, paisajes envolventes y una gastronomía de alto nivel. “Tuve una infancia muy serena, criado a mimos”, define el compositor. “Mi papa era DJ, por lo cual me crie en medio de discotecas, era algo natural para mí, en casa había piano y mi tío tocaba. Fue muy alegre, una infancia envuelta en música y afecto”, agrega Melioli.
“Yo quería ser futbolista o Papa”, confiesa en medio de risas el músico. “Pensaba que ser Papa era un buen trabajo, después cuando vi a los futbolistas, quería ser como Michel Platini (un exfutbolista y dirigente deportivo francés)“, revela Melioli. “Empecé a ver que la música era mi profesión cuando veía que me alcanzaba para no tener que hacer otras cosas. Empecé con la banda del barrio y, para sostener el sueño, trabajé en bares como mozo, por ejemplo”, relata el bajista acerca de sus comienzos. “Pero a la banda del barrio, que fue Viaggiosegreto, le empezó a ir bastante bien y arrancamos a estar de gira constante, y en ese momento sentí que mi vida era eso, no quería hacer otra cosa, si me hubiera tocado hacer otra cosa sería una derrota”, declara con firmeza el compositor.
“Fueron muchos años de trabajo antes de representar una realidad musical con Viaggiosegreto, a tener una personalidad propia, que para mí es lo más importante en el arte en general”, asegura Melioli. “En un momento, la discográfica Polygram nos trasladó a vivir todos juntos en Roma, entonces esa fue la consagración. Empezamos a tener una estructura muy sólida que nos apoyaba y sentimos que se profesionalizó el proyecto”, agrega el bajista.
Asimismo, “vine a la Argentina por amor”, confiesa el músico. “Quise ver dónde había nacido mi novia, quien terminó siendo la madre de mi hijo, pero la razón de quedarme en el país fue por la música”, afirma el compositor. Federico Melioli trabaja hace 17 años con la cantautora, compositora y fotógrafa Hilda Lizarazu, con quien recorrió el mundo llevando su música a los lugares más recónditos del planeta. “Me la presentó un amigo en común y fue un amor musical de inmediato”, recuerda el artista. Sobre cómo llegaron a trabajar juntos, relata que fue el tecladista de Fabiana Cantilo, Cai Gutiérrez, quien estaba produciendo el primer disco de Hilda. Este le comentó que la cantautora estaba buscando un bajista y que Gutiérrez consideraba que podrían trabajar muy bien juntos pero, por vivir en Italia, se negó a la propuesta. “Tiempo después lo llamo a Cai y le pregunto si aún seguía en la búsqueda y me dijo que sí, así que agarré el bajo, me compré un pasaje y me vine a la Argentina y nunca más nos separamos con Hilda a nivel profesional y amistoso”, describe Melioli. “Yo no hablaba español, pero con Hilda tuvimos una empatía inmediata, con todo su universo conecté en distintas esferas de la vida, trabajar con ella es trabajar con mi mejor amiga”, relata con mucho cariño Melioli. “Somos Liza y Razu”, bromea entre risas el músico.
Al respecto de la música en nuestro país, Melioli sostiene: “Cuando llegué de Europa, me asombré por la cantidad y variedad de música que se hace acá, por la actualidad que hay en el rubro y por lo poco que los argentinos se tienen fe en ello. Siempre creen que les falta algo y el nivel musical que se maneja en Argentina es muy alto”.
Entre sus últimos trabajos, desarrollado en plena pandemia, se encuentra «El Aura», un proyecto que une la música, la poesía y videoarte: “Yo lo definiría como una urgencia poética artística, el deseo de hacer junto con Osvaldo Vigna algo que transcendiera el ego y el reconocimiento y que sea una manifestación poética en su totalidad”, agrega Melioli. “Involucramos a muchos artistas para que ‘El Aura’ no sea solo un disco o un poeta que dice sus poesías sino una obra de arte completa. Los 9 capítulos que componen el proyecto se terminan de completar con 9 piezas de video arte realizado por artistas talentosos como Daniel Bohm, Ernesto Bacca y Augusto Zanella, entre otros”, describe el músico.
Finalmente, en cuanto a cómo sobrellevó la pandemia y la cuarentena, confiesa: “Me impactó el cambio de la rutina, yo estaba de gira con Hilda todo el tiempo, nunca había pasado más de un mes en el mismo lugar. Aproveché e hice ‘El Aura’, hicimos un disco nuevo con Hilda, compuse para obras de teatro, cine”, y agrega: “Soy muy inquieto, componer es un acto diario para mí, me sale naturalmente más allá del coronavirus”.
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