La Selección Argentina Sub-20 de este Sudamericano en Mendoza será recordada por varios años como un verdadero fracaso. Bolivia tenía que ganarle a Paraguay, pero el equipo guaraní goleó 5 a 1 y adiós a la posibilidad de pasar al hexagonal, el que clasifica a los primeros cuatro conjuntos al Mundial de Turquía. Así fue como salió a jugar ante Colombia y le ganó por 3 a 2, con buen fútbol, que llegó demasiado tarde.
El partido del adiós
El arquero rival bajó en el área a Juan Iturbe y, a los 13 minutos de la primera parte, Alan Ruiz marcó de penal. El jugador de San Lorenzo fue uno de los mejores futbolistas argentinos de todo el torneo.
Al minuto del segundo tiempo, el 2 a 0 llegó tras una “palomita” de Iturbe, que recién apareció con su buen juego sobre el final del Sudamericano. El descuento de Colombia llegó a los pocos minutos, con un cabezazo de Brayan Perea, ante una defensa argentina estática, uno de los puntos débiles de este equipo.
A los 25 minutos Luciano Vietto definió ante el arquero y en el rebote encontró atrás a Agustín Allione, que remató y marcó el 3 a 1. Finalmente, Juan Quintero metió el segundo del visitante de tiro libre, con un fierrazo desde más de 30 metros que venció las manos de Andrés Mehring, suplente de Benítez en Argentina.
La victoria del Sub-20 argentino llegó tarde, y el buen fútbol también. Lamentablemente, no tapará el fracaso que fue la participación en el Sudamericano en Mendoza. De mitad de cancha para adelante, hay un gran potencial. En el medio se puede rescatar a Matías Kranevitter, pero el rendimiento del equipo de Marcelo Trobbiani fue realmente bajo y no merece jugar el próximo mundial de la categoría.
Pero no es todo culpa de los chicos, sino de un entrenador ausente durante todo el torneo – con un equipo mal parado y sin ideas – y de los dirigentes de AFA, que solo les importa que jueguen los futbolistas que tienen que ser vendidos a Europa.
¿Por qué no fue convocado Paredes? ¿Y Lucas Ocampos, una de las figuras del ascenso de River y de buen momento en el Mónaco? Muchas preguntas y pocas respuestas. Habrá que hacer autocrítica sobre cómo se jugó, qué técnico estuvo a cargo y quiénes son los dirigentes que siguen arruinando el nivel «del país con más títulos a nivel mundial en juveniles».
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