Baltazar Tokman presenta «Buscando a Myu» dentro de la competencia oficial argentina en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).
Estilo documental
Mientras su hija Olivia juega con su amiga imaginaria, Garrik iniciará una búsqueda de respuestas sobre este fenómeno.
Esta película va y viene entremezclando la ficción con el documental y el falso documental, un híbrido que resulta muy jugado pero que funciona de una forma muy divertida. Lo ideal sería no tratar de descifrar la película mientras se mira. Jugar a creer todo lo que se está viendo también puede significar ser como esos niños que ven algo falso, o no lo ven, pero que creen en él y dialogan con un disfrute entero como si estuviera ahí. En lo posible, es lindo adoptar ese papel como espectador.
Directamente en lo formal, el punto de partida documental cuenta con videos caseros de un padre que filma a su hija mientras esta juega con sus amigos imaginarios (nada de esto puede salir mal). Dentro de esto, Tokman crea un alter ego en el mago y psicólogo Emanuel Zaldua (Garrik) y comienza a hacer un recorrido, de algún modo, autobiográfico.
Dentro de esta búsqueda de respuestas de un padre comienza un camino de entrevistas a «especialistas» con distintas teorías sobre los amigos imaginarios: ángeles, espíritus o desarrollo cognitivo, conciencia, etcétera. Esto le da un plano muy mágico que, si se logra sumergir en él, hasta provoca escalofríos.
Hacia el final sobran algunos minutos que ponen en plano demasiado central al padre/director y un poco desentona con el ritmo entre lo mágico y lo tierno que se instala como código y que funciona perfecto.