A pocos días de la resolución que se tomó en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en la Argentina no todos están al corriente de esta iniciativa que celebran las economías emergentes de todo el mundo y que fue impulsada y presentada ante la ONU por representantes de nuestro país un año atrás.
Al respecto del por qué Argentina llevó adelante un plan para hacer frente a las deudas y el accionar de holdouts, más conocidos como «fondos buitre», el actual ministro de Economía y candidato a diputado nacional, Axel Kicillof, expresó que «Argentina fue uno de los países más endeudados del mundo y tuvo el default más grande del mundo. También fue la reestructuración más exitosa del mundo».
En cuanto a la declaración de nueve principios que se establecieron para paliar y generar un trato más justo a los canjes de deuda soberana y que se originaron en la propuesta argentina aprobada el jueves 10 de septiembre de este año, el propio Kicillof manifestó que «nadie en la historia del capitalismo había escrito los principios que deben regir para una reestructuración de deudas, en principio para que una empresa pueda pagar tiene que existir».
La resolución fue aprobada con 136 votos a favor y 6 en contra (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Israel, Japón y Reino Unido), sorpresivamente el gobierno interino de Grecia (uno de los países más afectados en la actualidad por este tema) se abstuvo de votar.
A continuación vamos a repasar los 9 principios para tener una noción de los puntos que deberán ser considerados a la hora de negociar con los acreedores.
Un Estado decide sus políticas
Un Estado soberano tiene derecho, en el ejercicio de su facultad discrecional, a elaborar sus políticas macroeconómicas, incluida la reestructuración de su deuda soberana, derecho que no debe verse frustrado ni obstaculizado por medidas abusivas. La reestructuración debe hacerse como último recurso, preservando desde el inicio los derechos de los acreedores.
Actuar de buena fe
El principio de que el deudor soberano y todos sus acreedores deben actuar de buena fe implica su participación en negociaciones constructivas de reestructuración de la deuda soberana y en otras etapas del proceso con el propósito de restablecer la sostenibilidad de la deuda y el servicio de la deuda de manera rápida y duradera y de obtener el apoyo de una masa crítica de acreedores mediante un diálogo constructivo acerca de las condiciones de la reestructuración.
Compartir los datos
El principio de la transparencia debe promoverse para aumentar la rendición de cuentas de los interesados, lo que puede lograrse compartiendo oportunamente tanto datos como procesos relacionados con la renegociación de la deuda soberana.
Instituciones independientes
El principio de la imparcialidad exige que todas las instituciones y agentes involucrados en las reestructuraciones de la deuda soberana, incluso a nivel regional, de conformidad con sus mandatos respectivos, sean independientes y se abstengan de ejercer toda influencia indebida en el proceso y en otros interesados o de realizar actos que generen conflictos de interés o corrupción o ambos.
Considerar a todos los acreedores
El principio del trato equitativo impone a los Estados la obligación de abstenerse de discriminar arbitrariamente a los acreedores, a menos que la diferencia de trato esté justificada conforme a derecho, sea razonable y se corresponda con las características del crédito, garantice la igualdad entre los acreedores y sea examinada por todos los acreedores. Los acreedores tienen derecho a recibir el mismo trato en proporción con su crédito y con las características de este. Ningún acreedor o grupo de acreedores debe ser excluido a priori del proceso de reestructuración de la deuda soberana.
Jurisdicción soberana
El principio de la inmunidad soberana de jurisdicción y ejecución en materia de reestructuración de la deuda soberana es un derecho de los Estados ante los tribunales internos extranjeros, y las excepciones deberán interpretarse de manera restrictiva.
Respetar los contratos originales
El principio de la legitimidad implica que al establecer instituciones y realizar operaciones relacionadas con la reestructuración de la deuda soberana se deben respetar, en todos los niveles, los requisitos de inclusión y el estado de derecho. Los términos y condiciones de los contratos originales seguirán siendo válidos hasta que sean modificados mediante un acuerdo de reestructuración.
Para pagar hay que crecer
El principio de la sostenibilidad significa que las reestructuraciones de la deuda soberana deben realizarse de manera oportuna y eficiente y crear una situación de endeudamiento estable en el Estado deudor, preservando desde el inicio los derechos de los acreedores y a la vez promoviendo el crecimiento económico sostenido e inclusivo y el desarrollo sostenible, minimizando los costos económicos y sociales, garantizando la estabilidad del sistema financiero internacional y respetando los derechos humanos.
Se respeta lo que dice la mayoría
La reestructuración por mayoría implica que los acuerdos de reestructuración de la deuda soberana que sean aprobados por una mayoría cualificada de los acreedores de un Estado no se verán afectados, perjudicados u obstaculizados de otro modo por otros Estados o por una minoría no representativa de acreedores, que deben respetar las decisiones adoptadas por la mayoría de los acreedores. Debe alentarse a los Estados a que incluyan cláusulas de acción colectiva en sus emisiones de deuda soberana.