Activos buscadores: espectadores disciplinados

Comprometidos con las historias

No es fácil sostener algo por mucho tiempo, pero una clave para mantenernos alineados con metas vinculadas a nuestro deseo de relacionarnos con las propuestas audiovisuales o de otro medio de entretenimiento disponibles, es tomarlas como compromisos a largo plazo, ya que estos necesitan arreglos flexibles y estrategias adaptables a los constantes cambios de nuestros tiempos.

La disciplina como espectador -la considero algo que se nos está inculcando y que parecemos aceptar gustosos-, no tiene nada que ver con estar alienados sino con la capacidad de cumplir objetivos personales (esto es primordial) en tiempos y formas mesurables pero que se ajusten a la realidad.

Ahora bien, ¿por qué estoy manifestando todo esto? Se debe a que, en la actualidad, la industria del entretenimiento es extremadamente demandante y existen cientos de ofertas para ver: series, películas, desfiles, música, artistas visuales y cualquier otro tipo de medio que requiera de nuestra atención para ser exitoso. Eso quiere decir que debemos verlo todo: naturalmente no. Mucho menos, en sincronía con los estrenos.

Cada uno debe ser consciente del poder que le dan y, al mismo tiempo, le quitan con la diversidad de propuestas disponibles. Aquí yace la importancia de tus objetivos personales. Solo ver cosas porque todo el mundo está hablando de ellas no es una inteligente gestión de tu tiempo. Hay que ser más selectivos y conscientes, porque no todo está hecho con buenas ideas ni con suficiente “trabajo de mesa”. Hay cosas que, simplemente, se producen y se alinean con tendencias: son el resultado de una estrategia de marketing para posicionar productos.

En fin, en esta nota te hablaré sobre dos series animadas que tenía relegadas en el pasado pero que, finalmente, decidí disfrutar. Llegué tarde a ellas porque, como traté de esbozar anteriormente, la inversión de tiempo que hacemos al ver nueve temporadas de entre 10 a 20 capítulos cada una no debe ser tomado a la ligera, ya que el tiempo de observación se paga con la vida. Aunque parezca una exageración.

Ambas series me parecieron, una más que otra, trabajos que cuentan con un encanto especial, y que (sobre todo «Bojack Horseman») buscaron desarrollar un sentido del humor interesante cargado de reflexiones sociales y culturales que vale la pena ver. Empecemos.

Un caballo trastornado

«Bojack Horseman» (2014-2020) es una serie animada para adultos creada por Raphael Bob-Waksberg. Está ambientada en un mundo donde animales evolucionados y seres humanos conviven como iguales, tanto, que hasta sostienen relaciones amorosas y construyen juntos las bases socioculturales y políticas del mundo.

El protagonista es Bojack, un caballo que se dedica a la actuación pero que después del éxito que tuvo en una serie de televisión en los 90′ parece haber quedado relegado al olvido. Sin embargo, al transcurrir de las temporadas, vamos observando su retorno al mundo del entretenimiento de manera exitosa, al tiempo que lucha contra sus adicciones, la depresión, su egocéntrica y, en muchas oportunidades, tóxica personalidad.

Progresivamente, iremos conociendo personajes secundarios que lo apoyan y, al mismo tiempo, lo cuestionan. Ellos son tan interesantes y entrañables como él, incluso más, porque poseen un nivel de “maldad” inferior. De manera que, probablemente, para la mayoría de los espectadores, es mucho más fácil identificarse con sus amigos que con el protagonista, debido a que la oscuridad que este maneja a veces es demasiada. Entre los que lo acompañan se encuentran Princess Carolyn (una audaz representante), Todd Chavez (un encantador “bueno para nada”), Mr. Peanutbutter (un extremadamente simpático perro actor) y Diane Nguyen (una inteligente escritora). Todos ellos muy bien escritos y desarrollados durante las seis temporadas que tiene la serie. Maravillosos.

En definitiva, «Bojack Horseman» logra equidad en las temáticas profundas que giran en torno a la industria del entretenimiento: la fama, las drogas, el sexo y el poder, con un humor inteligente y por momentos desarrollando situaciones descabelladas como, por ejemplo, la existencia de una empresa de payasos odontólogos que después se convierten en zombies. Qué más te puedo decir. Completamente recomendada.

Qué hay en el espacio

«Final Space» (2018-2021) es una serie animada de ciencia ficción creada por Olan Roger, un comediante y actor estadounidense que se hizo muy conocido por sus videos en YouTube, lugar en el que estrenó el episodio piloto del proyecto. El capítulo tuvo tanto éxito en la red social que logró captar la atención de varias cadenas de televisión, y fue TBS la que se encargó de financiar las tres temporadas que estuvo al aire.

El argumento gira en torno a un joven que inicialmente es prisionero dentro de una nave que flota en el espacio debido a varios delitos que cometió en la Tierra. Mientras transcurre el tiempo de su condena, Gary (nombre del “delincuente”) va conociendo a diferentes personajes en la galaxia que no solo abordan su prisión galáctica sino que lo llevan a completar diferentes tipos de misiones con el objetivo de salvar el universo.

El sentido del humor de la serie es algo infantil, sin que esto resulte una crítica negativa, por el contrario, se vale de los juegos de palabras, los diálogos y situaciones absurdas para hacernos reír sin que podamos cuestionar lo inverosímil o absurdo de muchas secuencias. Además de presentar contundentes escenas «gore» en donde el desmembramiento o explosiones de los cuerpos son utilizadas como un ingrediente más en su particular formula para hacernos reír.

Por otra parte, el diseño de los personajes, los escenarios y la animación son muy estimulantes por los colores, el vestuario, las referencias a películas como «Star Wars» o «Matrix». En definitiva, una serie que puede ganarse un lugar positivo en tu lista de visionados.

Por último

Es muy probable que también seas un tipo de espectador disciplinado, a tu manera buscarás mantenerte informado y entretenido, por lo que solo puedo cerrar esta nota escribiendo lo importante que es ver más allá de las tendencias. Las mejores recomendaciones no siempre vienen de los fenómenos culturales sino de las voces en las que confiás. Esas también te las recomiendo. Buscalas.