Adiós… o hasta luego

El verano libanés transcurre de manera dura y calurosa, sus altas temperatura se suman al clima que se vive en la nación, que hacen que el 2020 sea uno de los años más cálidos de la historia. Repentinamente, el 10 de agosto se produjo una pequeña lluvia, algo inédito para el verano en aquellas tierras. Apostar que llueve durante el verano libanés es como creer que un chancho pueda volar, pero la primera sucedió y en Beirut comentan que «Dios está llorando».

Luego de la explosión no nuclear y tercera más grande de la historia, el Líbano se sumerge en una crisis inédita y pocas veces vista para un país que no deja de recibir golpes en este 2020. La explosión en el puerto de Beirut el pasado 4 de agosto dejó más de 164 muertos y alrededor de 6.000 heridos.

Como consecuencia de esta tragedia, el pueblo libanés volvió a la calle. Así como lo hizo para limpiarla de los restos que dejó la explosión, esta vez salieron a «limpiar las calles» pero de un sistema corrupto e intolerante que no deja de golpear a la nación de los cedros.

Luego de lo sucedido en el puerto, la gente se amontonó sin importar la pandemia que pareciera no existir en el Líbano y decidieron juntarse en la plaza de los mártires en el centro de Beirut para protestar y pedir la renuncia de todo el gobierno libanés.

El presidente Michel Aoun, como hasta el momento, enmudece y brinda pocas respuestas en sus decisiones. Sin embargo, el primer ministro Hassan Diab fue quien se encargó, este lunes 10 de agosto, de anunciar a la ciudadanía su renuncia y la de todo su gabinete.

Además, se rumoreó sobre la renuncia de varios ministros: de Medio Ambiente, Finanzas, Justicia y de Información mientras que, por parte del Presidente, hay pocas certezas sobre su futuro. El anuncio del Primer Ministro no solo acarrearía su dimisión sino que también provocaría nuevas elecciones para el Líbano en los próximos dos meses.

La decisión de dar un paso al costado por parte de Aoun y su equipo fue tomada con alegría por los jóvenes que se encuentran en la plaza, pero dejan muchas dudas de que la clase elitista del Líbano quiera abandonar las bancas y que, por ejemplo, el presidente del parlamento, Berri, no se haya ni siquiera movido por un segundo para presentar su renuncia. Queda la incertidumbre de si realmente habrá recambio o solo serán títeres que saldrán de las nuevas elecciones.

El Líbano sigue golpeado, y por estas horas parecería quedar en segundo lugar la explosión en el puerto de Beirut, que no debe olvidarse. Se trata de una mega bomba que despierta diversas dudas y genera terror en la humanidad. ¿Se están gestando este tipo de armamentos para el futuro? Una explosión muy similar ocurrió 7 meses atrás en Siria, según informes del Pentágono, por lo que esta tragedia podría no ser casualidad. La pregunta, entonces, debería ser hacia dónde apuntaba.

Terrible momento pasa el Líbano en este 2020, también el mundo entero, y peor futuro tendrá la humanidad si, de comprobarse, se está desarrollando este tipo de armas. Por otra parte, la política sigue escribiendo historias oscuras en Beirut. ¿Será el fin de una élite tremendamente corrupta y un sistema político agotado? ¿O será solo una pantalla? El que sufre siempre es el pueblo y el futuro como nación.