¿Hasta dónde puede llegar el hartazgo de una madre? Esa parece ser una de las preguntas en «Canina» («Nightbitch»), película proyectada en la sección Hora Cero del 39° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Bajo la dirección de Marielle Heller, Amy Adams interpreta a una mujer saturada por su cotidianeidad y convencida de que podría estar convirtiéndose en un perro. Con promesas de un body horror que nunca llega, y un fuerte anclaje en el humor, el film pone sobre la mesa los estándares absurdos de la sociedad y los peligros de idealizar la maternidad.
Enmarcada en una de las secciones más esperadas del festival, «Canina» propone pinceladas de mitología y un acercamiento a los aspectos más ásperos de ser madre. Amor, odio, rabia, resignación y la desigualdad entre los roles masculinos y femeninos son algunas de las aristas que se abordan.
Esta adaptación de la novela homónima escrita por Rachel Yoder instala una premisa más que interesante espejando las maneras más tradicionales de formar una familia y la naturaleza más cruda: crear vida. Sin embargo, la película peca de autoconsciente y no logra cosechar los planteos sembrados, subrayando demasiado sus intenciones y volviéndose un tanto aleccionadora.
De esta forma, «Canina» se formula a sí misma como un cuestionamiento cínico a las ideas inmutables e irracionales que rodean a la maternidad. Y, si bien comienza como una apuesta alta y desafiante, su narración se diluye en un discurso demasiado literal y lineal.