Artemisa es la hermana gemela de Apolo (el Sol), ambos hijos de Zeus y Leto. Es protectora de los niños y ama la caza, principalmente, de ciervos. Al igual que su hermano, lleva un arco y flecha y también tiene el don de curar y matar a sangre fría.
Es una diosa protectora de los nacimientos y otorga la fecundidad masculina.
Cuenta la mitología que un día Zeus, su padre, la tenía en sus rodillas y le preguntó qué quería que le regalara para su cumpleaños, ya que faltaban unos días para que cumpliera tres. Casi sin pensarlo, Artemisa comenzó a hacerle una lista bastante extensa de sus deseos y le solicitó:
Virginidad perpetua.
La capacidad de dar a luz a otros.
Una túnica color azafrán con ribetes rojos que le llegaran a las rodillas para llevar cuando cazaba.
6 ninfas de su misma edad que le sirvieran y escoltaran.
20 ninfas para que cuidaran a sus perros protectores.
Tener variedad de nombres para que pudiera ser diferenciada por su hermano.
Y acá reside esta necesidad de ser diferenciada por el hermano gemelo, ya que el sol es único, tiene una identidad muy definida tanto mitológica como astrológicamente, protege desde la luz, astronómicamente es una estrella, por lo tanto, tiene luz propia y de manera astrológica representa al soberano, al mandatario, al líder y al padre. Se halla asociado con el signo de Leo y es la generosidad, el amor y la magnanimidad, la capacidad de curar y el valor de la estima personal que, si no está bien aspectado, puede provocar ostentación de todo tipo.
En cambio la Luna, que no es un planeta pero en astrología las dos luminarias se leen simbólicamente como planetas, es un satélite y no tiene luz propia, puede brillar a través de su hermano el Sol, porque la luz que vemos en la Luna desde la Tierra está dada por la posición del Sol en los cielos. Sin embargo, los humanos quedamos fascinados ante la presencia de la Luna y es a quien más cantamos, admiramos y miramos, ya que mirar fijamente al Sol puede lastimar nuestros ojos.
Características de la Luna
Tiene 4 caras que son las faces lunares, y el símbolo en pedirle a Zeus varios nombres está asociado con lo femenino, como los cambios de humor, lo contradictorio, ágil y emocional. El decir una cosa y querer otra totalmente distinta también lo es, porque nuestros cambios están en relación a toda esa naturaleza psíquica y química de nuestras hormonas que controlan lo femenino para cumplir una tarea como la maternidad.
La Luna es seductora y cruel, por eso también puede convertirse en la hechicera, la bruja, la amante, la mujer, la niña, la madre y la hija.
En astrología se la asocia con los partos y en astrología arquetipal, donde está la Luna está nuestro pasado más remoto, el nudo energético de lo que fuimos, la descendencia materna y lo instintivo y natural de la personalidad.
Cuando miramos a la Luna en una carta natal, en cierta forma vemos parte de nuestro árbol genealógico, de dónde venimos y cómo se manifiestan nuestras emociones.
El símbolo de su virginidad es que no necesita de varón para poder ser, pero acá se vuelve a ver la gran contradicción de la Luna: si es protectora de los partos y es la que cuida a los alumbramientos no puede negar lo masculino. Quizá sea eso lo que Artemisa tenga que aprender, por eso le pusieron como espejo a su hermano gemelo, que la identidad se logra siendo y actuando acorde a nuestra naturaleza y no renegar de su brillo,que es lo que el Sol le otorga para que pueda iluminar los caminos.
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