Luego de su paso por el Festival Internacional de Cine de Venecia, en el que se alzó con la Osella de Oro al mejor guion y el Premio Signis al mejor director (Walter Salles) y de la buena cantidad de premios que viene cosechando, entre ellos el Globo de Oro a película extranjera y mejor actriz para su protagonista Fernanda Torres, además del Goya a la mejor película iberoamericana, y su nominación a 3 Premios Oscars -entre ellos mejor película-, por nombrar tan solo algunos, se estrenó este jueves en nuestro país el film «Aún Estoy Aquí» («Ainda Estou Aqui»), que revisa la historia de Eunice Paiva, abogada brasileña y activista del movimiento contra la dictadura militar en Brasil (1964 a 1985).
La historia se inicia en el año 1970 con los helicópteros militares sobrevolando Río de Janeiro y un clima de persecución política que comienza con los secuestros y desaparición de personas. El Caso Paiva, como se lo conoce, significó el secuestro y posterior desaparición de Rubens Paiva, exdiputado del partido laborista, y la detención e incomunicación de Eunice por el término de 12 días en un centro clandestino de torturas, el Destacamento de Operaciones de Información – Centro de Operaciones de Defensa Interna, junto a una de sus hijas, Eliana, quien estuvo retenida 24 horas.
En momentos en los que nuestro país está perdiendo gradualmente todos los derechos conquistados en materia de derechos humanos, con centros de la memoria a los que se los considera deficitarios, y por lo tanto se despide a su personal, y en los que los valores de la identidad y la memoria se encuentran subvertidos por esta dictadura disfrazada de democracia, resulta gratificante ver cómo nuestro hermano Brasil decidiórevisar su historia política logrando que, además, las nuevas generaciones se interesen por su pasado.
«Ainda Estou Aqui» nos retrotrae a nuestra dolorosa década del 70 y, asimismo, busca hacernos reflexionar sobre un tiempo que creíamos superado, pero que asoma amenazante a la vuelta de la esquina.
La interpretación de Fernanda Torres es mágica. Es potente, sensible. Su personaje transita por todos los estados de ánimo con una verdad interior que conmueve, que trasciende la pantalla. Su Eunice Paiva quedará en el recuerdo de cientos de miles de personas que necesitan nutrirse de su espíritu de lucha para no quedarse anquilosado y continuar la bandera de los que ya no están.