Brasil sufrió este lunes un apagón masivo que dejó sin servicio eléctrico a 11 estados (Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Espírito Santo, Paraná, Goiás, Santa Catarina, Rio Grande do Soul, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Rondonia) y el Distrito Federal de Brasilia. Por este motivo, Argentina y Paraguay debieron proveer de energía al país vecino, con un envío diario promedio de 165 y 300 megavatios, respectivamente, que no representan costos de facturación porque entre estas naciones existe un acuerdo de colaboración en cortos plazos.
Pese al envío (que alcanza para abastecer una ciudad de casi 2 millones de habitantes durante un mes), el martes el ministro de Minas y Energía, Eduardo Braga, negó que Brasil tenga problemas de abastecimiento y no realizó comentarios sobre la prestación del servicio antes mencionada que, según el tratado firmado, será devuelta en caso de surgir la necesidad. «Hubo un pico de consumo. Sin embargo, si no hubiésemos tenido ese problema técnico, no habría habido apagón», declaró Braga.
La situación general es preocupante, ya que según un informe del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS) brasilero, las usinas hidroeléctricas están en el nivel más bajo del siglo. Al respecto, 17 del total de las 18 usinas principales tienen las reservas por debajo de los valores con los que contaban en el año 2001. Por citar un ejemplo, una de ellas, Ilha/Três IrmÆos, pasó de contar con 31,21% al actual 0%, es decir, sin capacidad de suministro ante cualquier tipo de emergencia eléctrica.
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