Economía en «piloto automático»

El economista Héctor Rubini señaló que «las correcciones recién empezaron ahora», al tiempo que culpó de la situación actual a «una acumulación de errores, que derivaron en la crisis del 2018». Pero aclaró que no hay mucho más por hacer «con un calendario electoral encima».

En entrevista exclusiva en Línea de Noticias, Rubini señaló que en materia económica las cuestiones que no andaban «fueron corregidas a fines de abril, principios de mayo. Se abandonó el establecimiento de una banda cambiaria, para la fijación del precio del dólar que era uno de los elementos más incoherentes del programa con el Fondo Monetario Internacional. Da la impresión que se deja de lado, definitivamente, lo que significaría que el Banco Central va a poder intervenir libremente, todas las veces que quiera».

Según el economista del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad del Salvador, «esas medidas responderían a iniciativa de integrantes del equipo técnico y da la impresión de que no entienden cómo funciona una economía bimonetaria. Elaboran políticas en base a manuales de otros países».

La segunda corrección que mencionó Rubini «es el compromiso de no aumentar las tarifas de servicios hasta fin de año». El investigador precisó que, con el programa económico, «se quería estabilizar el dólar y los precios», pero la banda cambiaria introducía una incertidumbre innecesaria y motivaba recurrentes corridas contra el peso». Por otra parte, los sucesivos aumentos de las tarifas de los servicios públicos generaban «cambios en los precios relativos hacia la suba, lo que aceleraba las remarcaciones de precios».

Rubini indicó, además, que «eso no es novedoso, lo hemos aprendido en los 80′. El caso argentino es referencia en todo el mundo para entender cómo la mezcla de diversos factores, más tarde o más temprano, provoca que terminemos como nos pasó en los 80′ o como Venezuela».

Consultado por las tasas de interés, Rubini señaló que «son el único elemento para desalentar la compra de dólares por los grandes bancos y fondos de inversión» y precisó que, aunque bajaron un poco, solo lo hicieron las de las Leliqs y las de préstamos entre bancos, pero «las tasas para el público, para las pequeñas empresas y consumidores siguen en niveles exorbitantes. En el caso de las tarjetas de crédito, las tasas de interés van del 120 al 200 por ciento. Ahora hay que seguir el camino actual, un gradualismo ‘despacito’. Si hubiera comenzado antes, ahora estaríamos con resultados visibles, con tasas bajas para las familias y las empresas. Hubiera preparado mejor al oficialismo para las elecciones». En ese sentido, señaló que es un camino difícil porque se arrancó mal. El origen son las inconsistencias en la política macroeconómica, sobre todo en 2017. Hubo una acumulación de errores que derivó en la crisis de 2018, y en un programa apresurado con el FMI y mal diseñado. El segundo programa también estuvo mal diseñado y las correcciones recién empezaron ahora».

Hay paliativos para impulsar el consumo, pero mucho no hay por hacer. El ajuste en las cuentas fiscales se está haciendo, el problema son las tasas de interés tan altas que cortan el crédito interno. Se empezó a revertir ahora, porque la misma recesión destruyó el poder de compra».

Por último, Rubini se refirió a los efectos de las elecciones en la marcha de la economía. «Con un calendario electoral encima, mucho por cambiar no hay. Estamos en una especie de piloto automático hasta el año que viene», sostuvo.

Sobre las posibles medidas y planes económicos que podrían implementarse, según quién sea electo en octubre, el economista remarcó que «depende de quién gane, y qué política y forma de impulsarla adopte. La campaña viene accidentada, no hay propuestas económicas de ningún lado. Si gana el oficialismo, seguiríamos igual hasta mitad del año que viene. Con la oposición hay dudas, es un signo de pregunta. Por un lado, dicen que no va a haber cepo, y por el otro sostienen que va a haber controles de cambios. Pero sí o sí hay que hablar con el FMI, buscar otro tipo de refinanciamiento. Los vencimientos se acumulan entre 2022 y 2024. Y se puede pasar a otro tipo de crédito y acordar pagos de forma más escalonada».