El mundo se puso raro

Últimas dos semanas antes de las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) y, si hay un partido que tiene «el chumbo cargado para cagarse a tiros los pies», son los muchachos de Juntos por el Cambio. No les alcanza con la interna sino que, además, aprovechan para dejarle picando la pelota al resto.

Como era de esperar, la precandidata Patricia Bullrich se presentó en La Rural y así como si nada dijo: «Nuestro objetivo es que, bajo un nuevo acuerdo con el FMI, podamos blindarnos. Vamos a terminar con el cepo y abrirlo lo antes posible”. Uf, qué lindo recuerdo, nos fue tan bien con el último blindaje y apertura de cepo.

Cómo será, que todos sus colaboradores del partido salieron a desmentirla y a decir que eso era inaplicable.

La bandeja le quedó servida a sus competidores internos y externos. Horacio Rodríguez Larreta no perdió ni medio segundo en aclarar: “El blindaje fue algo que hizo Fernado De la Rúa y no lo vamos a repetir».

Para llevar calma a la interna salió el profesor de vóley devenido en diputado tuitero, Fernando Iglesias, y disparó: “De la Rúa terminó mal, pero peor le fue a Favaloro”. Ojo, que peor les fue a los 5 asesinados en Plaza de Mayo por la Alianza.

Imaginate lo regalada que quedó «Pato» que hasta Javier Milei se subió al ring y criticó la propuesta: «Es peor que el blindaje de Fernando De la Rúa». Al final terminó siendo un tibio moderado, el candidato pirómano que quiere prender fuego el Banco Central.

Atenti, que lejos de reconocer la cagada y apelar al viejo y conocido “error de interpretación”, Patricia Bullrich redobló la apuesta bancando un lema de campaña de su tropa que dice “una Argentina para todos menos para Cristina”. Rechazó las críticas del oficialismo y dijo: «El único lugar en donde debería estar Cristina Kirchner es presa». Bueno, parece que si la mete en cana la exilia.

Desde el oficialismo están apelando a creer que la gente es pelotuda y tiran un optimismo digno de una secta. El precandidato y ministro de Economía, Sergio Massa, prometió que lo que se viene en Argentina en los próximos años «es mucho mejor» y que “en 2024, Argentina cambiará su matriz energética y comenzará a exportar gracias al gasoducto y la explotación de Vaca Muerta”.

Para avalar la línea del optimismo demencial, la que se sumó no podía ser otra que la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, que afirmó que “en la Argentina no hay hambre” y negó una “crisis económica”. Así que hay que decirle a los santiagueños que viven en una choza y comen cada 3 días o a los cientos de tipos que vemos dormir en las calles de Buenos Aires que ya les sacaron la ficha y tienen que dejar esta pantomima golpista.

El otro precandidato del oficialismo, Juan Grabois, evidentemente tiene el secreto económico mejor guardado, ya que sostuvo: “En mi casa somos cinco y entre todos gastamos 200.000 pesos por mes”. La casa debe ser tomada y comen arroz todos los días.

Hay alguno, además del resto de los argentinos, que no cree mucho en esto. Uno de ellos está en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que tiró el pronóstico que la economía de Argentina caerá 2,5% y la inflación será 120%. Cómo me cuesta elegir entre un organismo corrupto y mentiroso y un Estado corrupto y mentiroso.

Por suerte, el que sí pone las «fichas» en este país es el Papa Francisco, que en una charla dijo que «el problema de los argentinos somos nosotros». Solo le faltó cerrar con la frase: “Más boludos no se consiguen”.

Finalmente, el tercer candidato en pugna, según las encuestas y el chamuyo mediático (o simplemente podemos decirle deforestado mental) de Javier Milei, inició su “tour de la libertad” flasheando ser el San Martín de las mentes abducidas por el comunismo, arriba de un motor home con el que pretende recorrer distintos puntos del país. Ojalá que las estadísticas viales en ruta se cumplan.