La violencia contra las mujeres se manifiesta de diversas formas, y una de las menos conocidas es la violencia económica.
A diferencia de la violencia física o psicológica, cuyos efectos son más evidentes, la económica suele pasar desapercibida, silenciosamente erosionando la autonomía, la dignidad y el bienestar de las mujeres.
¿Qué es la violencia económica?
La violencia económica se define como cualquier acto o comportamiento que busca controlar, aislar o dañar a una mujer a través de sus recursos económicos, e incluye controlar ingresos y gastos: exigiendo que la mujer entregue su sueldo, restringiendo su acceso a cuentas bancarias, o prohibiéndole realizar compras o inversiones; sabotear trabajo o estudios: obstaculizando el desempeño laboral de la mujer, presionándola para que renuncie a su trabajo, o interfiriendo en su educación o formación profesional; dañar historial crediticio: contrayendo deudas a nombre de la mujer o impidiéndole acceder a préstamos o servicios financieros; negar manutención para los hijos: negándose a pagar la cuota alimentaria, lo que puede generar graves dificultades económicas.
Las consecuencias de la violencia económica
La violencia económica tiene un impacto devastador en la vida de las mujeres. Afectando así, no solo su situación financiera sino, también, su salud mental, emocional y física. Las víctimas pueden sufrir empobrecimiento y dependencia al no tener control sobre sus recursos, la mujer se ve obligada a depender del agresor para cubrir sus necesidades básicas, lo que la hace aún más vulnerable; aislamiento social: el agresor puede aislar a la mujer de su familia y amigos, limitando así, su acceso a redes de apoyo y dificultando la búsqueda de ayuda; deterioro de la salud mental: la constante preocupación por la situación económica, el estrés y la ansiedad pueden derivar en depresión como también trastornos de ansiedad e, incluso, ideas suicidas; dificultades para salir de la relación abusiva: la dependencia económica hace que sea extremadamente difícil para la víctima poner fin a la relación abusiva. Ya que teme no poder subsistir por sí misma.
¿Qué podemos hacer?
Es fundamental visibilizar la violencia económica y romper el silencio que la rodea. Las víctimas deben saber que no están solas, para que puedan superar el miedo de denunciar este delito y buscar ayuda. Existen líneas de atención, refugios y centros que brindan asesoramiento legal, psicológico y económico.
Es recomendable reunir pruebas de todos los actos de violencia económica. Incluyendo recibos, estados de cuenta, mensajes de texto o correos electrónicos y acudir a un abogado o abogada. Que son quienes tienen las herramientas y el conocimiento para ayudar a proteger los derechos de la víctima y tomar medidas legales contra el agresor.
Si sos víctima de violencia de género, podés comunicarte de manera gratuita las 24 horas, los 365 días, a través de un llamado al 144. Todas las mujeres tienen derecho a una vida libre de violencia, incluyendo la violencia económica. Es importante que rompamos el silencio, busquemos ayuda y trabajemos juntas para construir una sociedad más justa y equitativa.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por la doctora Verónica Flor.