«El Prófugo», puro cine

Luego de su ópera prima «Muerte en Buenos Aires» (2014), la directora Natalia Meta presenta su segunda película en cines de Argentina tras el estreno internacional en la Competencia Oficial del Festival Internacional de Berlín. Transitando los últimos meses del año, «El Prófugo» se perfila como una de las producciones destacadas de nuestro país durante 2021.

Inés (Érica Rivas) trabaja con su voz: es cantante lírica y también realiza el doblaje de películas. Durante unas vacaciones en un paisaje paradisíaco conocemos a su reciente pareja Leopoldo (Daniel Hendler). Las primeras escenas juntos producen el efecto cómico de la incomodidad, la desconexión entre ellos se acerca a un punto de ebullición que implanta tensión desde los primeros instantes. Lo que sucede en esas vacaciones es una tragedia que va a alterar los días y las noches de Inés, provocándole pesadillas demasiado vívidas y una confusión entre el sueño y la vigilia.

Sin adelantar demasiado más sobre la trama, porque la forma en la que se desenvuelve merece ser experimentada en la incerteza del punto de vista de la propia protagonista, lo que sí se puede comentar tiene que ver con la propuesta que justifica en cada plano la pantalla gigante, la sala oscurecida y el sonido envolvente.

Para nuestros sentidos, «El Prófugo» es una estremecedora fiesta pesadillesca. Si bien no se inscribe en el género del terror, fabrica momentos de miedo genuino y magnético a la vez. En tiempos de digitalización de la puesta en escena, referirse a que «fabrica» estas imágenes no es solo una forma de decir, es notable el trabajo artesanal de la fotografía, dirigida por Bárbara Álvarez, en los usos detallistas de la luz y la sombra (especialmente de las sombras) que, por momentos, recortan pupilas o generan brillos extraños que producen miradas sobrenaturales.

«En ocasiones, cuando los sueños de una persona son particularmente vívidos, cobran tal solidez que un arconte puede verlos. Dichos sueños que parecen formar parte de la vigilia pero que jamás entran en contacto con ella se denominan visitantes, la amenaza real y la mayor, sin embargo, son los prófugos, que están en el origen de aquellas viejas leyendas europeas acerca de íncubos y súcubos. Un prófugo nace cuando una persona de especiales dotes, que debería ser arconte y sin embargo no ha sido identificada por los otros, comienza a tener pérdidas, vale decir, posibilita que cierto personaje de sus sueños cobre conciencia de sí y de quien lo sueña. Si los arcontes están débiles (…), el prófugo puede abrir una brecha en el cerco y encarnarse, lo que ocurre luego es materia de especulación». Esta extracción de la novela «El mal menor» del autor argentino C.E. Feiling es la que retoma Natalia Meta para explicar qué es un prófugo.

La promoción de «película basada en…» es algo engañosa, quizás sería más preciso pensar el texto como un punto de partida, una fuente de imágenes, de climas, de ideas que se encadenan a esa especulación que refiere el autor.

El elenco está integrado por Érica Rivas, Nahuel Pérez Biscayart, Daniel Hendler y Cecilia Roth, y cuenta con la participación de Guillermo Arengo, Agustín Rittano, Gabriela Pastor, Flor Dyszel y Mirta Busnelli. El rostro del miedo, de la tristeza, el misterio, es el de Érica Rivas, una trabajadora sublime de las emociones que nos pasea por los espacios de la película con una energía hipnótica.

Cuál podría ser el resultado de todos estos ingredientes sino una poción de puro cine. El efecto entusiasma y no se disuelve rápido, sino que crece a medida que se asienta y se sigue pensando con el pasar de las horas.

https://youtube.com/watch?v=LK1-KTGwOnY

Un comentario sobre “«El Prófugo», puro cine

Los comentarios están cerrados.