En España ni voz ni voto

España ha sido y es –más por sus ciudadanos de a pie que por su burocracia– un país realmente acogedor, y para mí no ha sido fácil decidir hacer el petate, volar y mucho menos escribir sobre la cruda realidad en la que se encuentra hoy. Voy a contarles cómo está España, cómo nos la están dejando. Un tema que me desgarra el alma, cada vez que aquí en Argentina agarro el mando a distancia y sintonizo el canal 75 (Televisión Española) o los amigos me cuentan su situación. Hace dos meses tomé la iniciativa de abandonar mi hogar, mi ciudad y mi país. Recuerdo los rostros de mi madre y hermanas despidiéndose de mí, una mezcla de sentimientos de esperanza y angustia. Y otro rostro más pequeño, en este caso de miedo, el de mi sobrina de dos años, que, horrorizada, miraba cómo su familia se separaba momentáneamente, dejando sus piezas desencajadas por un tiempo.
Llegó la hora de cruzar el charco, los nervios de 12 horas de avión y el cosquilleo en la tripa por la duda de qué me voy a encontrar. Sentada ahora frente a la computadora, meses después y ya casi “adaptada” a un país que nunca termina de sorprenderte, hago reflexión y expreso mi visión de la España que me hizo escapar hacia Argentina.
España es, en la actualidad, un país donde la población ni pincha ni corta. Donde los jóvenes mejor preparados de su historia salen en estampida hacia la búsqueda de un porvenir y los que no lo pueden hacer –algunos con varias carreras, maestrías, idiomas y demás–se dan de ostias por trabajar en cualquier bar de copas. Desanimados por un gobierno que no tiene en cuenta a nadie. ¿Por qué quedarse en un país en el que se están privatizando los servicios públicos y rebajando a pasos agigantados el nivel de vida de sus ciudadanos? Muchos, cada vez más, encuentran su respuesta en el abandono de su tierra. Con la esperanza de encontrar un destino nuevo, migran adonde puedan poner en práctica los conceptos aprendidos en un sistema educativo pagado de las arcas públicas. Aunque, según la actual ministra de Trabajo, el motivo del éxodo es el “espíritu aventurero de los jóvenes”. Que cara más dura, señora ministra.
El desempleo juvenil del 50% no les permite ilusionarse. España, que en los últimos años había sido fenómeno de prosperidad y rompeolas de la inmigración procedente de Hispanoamérica, el norte de África y el Este de Europa, es ahora una pista de despegue, tanto de los que llegaron de fuera y ahora regresan a sus países como de los gallegos que nunca se imaginaron que tendrían que hacer el equipaje.
Esto es mi punto de vista, opinión al fin y al cabo. Lo que no es opinión son los datos, evidentes como una mancha negra en una camisa blanca. Irrebatibles. Y a la vista de todos. Un reciente estudio de Intermon Oxfam concluyó que España tardará veinticinco años en recuperar el nivel de vida anterior a la crisis.
La tasa de desempleo, según la Encuesta de Población Activa -principal dato de referencia- ha superado ya la barrera del 25% de media, y llega al 70% en algunas zonas del país. Es para echarse a temblar, y no exagero en absoluto. Cada mes se baten nuevos récords. El tercer trimestre de 2012 terminó con la escalofriante cifra de 5.778.000 personas sin trabajo. Las familias españolas que tienen todos sus miembros en desempleo son ya 1.737.000. Y en muchos casos, los desempleados han dejado ya de recibir ayudas públicas. Y la previsión para 2013 también es peor. También la previsión, obvio, de protestas sociales masivas.
Una catástrofe social a la que se suma la política que han llevado los gobernantes tanto de la izquierda como de la derecha para «salir de la crisis». Son ladrones de guante blanco y maletín en mano. En un país en plena recesión económica lo mejor que han podido hacer es construir obras faraónicas y líneas de tren de alta velocidad, eso sí, todo fantasma. Alguna vez los vi funcionar. Ya recuerdo, qué nostalgia fue el día de su inauguración. Si allí estaban todos sonriendo para la foto, lo único que buscaban.
Hace poco más de un año, cuando el patio ya estaba revuelto, los españoles acudimos a las urnas con la ilusión de un cambio. El Partido Popular con Mariano Rajoy a la cabeza se autoproclamó la alternativa. Ya se veía llegar, cuando estaban en la oposición, lo mucho que les importaba la población. Dejaban a Zapatero hacer y deshacer a su antojo, en lugar de unirse para favorecer a los españoles, que era su obligación. Dadas las circunstancias, eso de favorecer a los españoles parece ahora algo muy difícil de conseguir para un gobierno que dice tener las manos atadas.
Si Rajoy tiene miedo, si ya se bajó los pantalones ante Merkel, si el Partido Socialista está muerto, si no hay ninguna fuerza política que merezca la ilusión y la confianza de la mayoría del pueblo español, si el hambre empieza a asomar en esta España tan europea, si en este país, en definitivas cuentas todo es cada vez peor, apaga y vámonos. Ya volveremos cuando escampe. Si es que escampa.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Lourdes Fajardo Aguado.

4 comentarios en “En España ni voz ni voto

  1. Hola Lourdes no me conoces pero yo te sigo a través de tu hermana, soy su compañera de Cuenca, me ha gustado mucho tu descripcción de como tenemos en España la situación que está como tu bién dices echa una pena, me gusta mucha la clase con que lo haces, sigue así que merece la pena esperar pero veras como vas a tener suerte, que pena con la juventud que tenemos tan preparada y lo mal aprovechada que está. Vuelvo a decirte ENHORABUENA y sigue así con ese estilo y esa clase para dar las noticias de nuestra ESPAÑA.
    Un abrazo

  2. Muy acertada descripción de la situación actual de España, y muy bien documentada. Enhorabuena!!

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