Dirigida por Miguel Ángel Rocca, «La Burbuja» se erige como una historia inquietante en tiempos de aislamiento social e interno al mismo tiempo. Hay aquí una cruza interesante entre la reciente pandemia y los hechos sociopolíticos de 2001 que se cuelan por la TV y que, significativamente, se reactualizan en estos días de angustia y preocupación.
Al campo, como lugar preventivo, llega una familia para, en principio, ir a visitar a su padre enfermo e incapaz de auto valerse por sus propios medios. El entorno hostil se acentúa con el correr de los días en una clara diferenciación entre el afuera (que el director muy sabiamente eligió dejar en un fuera de campo) y el adentro. Los suministros comienzan a escasear y las actitudes de los lugareños aumentan en desconfianza, temor y agresividad.
En medio de esta coyuntura, la familia debe replantearse cómo y dónde continuar con su vida.
Las actuaciones son impecables y potencian esta propuesta que encierra a sus protagonistas en una casa alejada y expuesta al mismo tiempo. Se lucen Victoria Almeida y Alfonso Tort como el atribulado matrimonio que debe decidir cómo encarar este giro impensado, y Jorge Marrale como el anciano atormentado.
El film no solo se destaca por su impecable descripción de esta metáfora que la coloca un paso más allá del cine de género, sino que se permite un inteligente golpe de timón que desenmascara las intenciones originales.
