Desde que en el año 2013 Tierra de Fuego se puso en stand by tras 15 años, 5 álbumes de estudio y viajes por todo el país además de Uruguay y México, sus tres integrantes siguieron viviendo su día a día alrededor de la música. Con diferentes y múltiples proyectos, Fernando Aguirre (voz y guitarra) tanto como los hermanos Ignacio (bajo) y Agustín Bianchi (batería) siguieron coincidiendo arriba y abajo del escenario.
En 2022 se dio por fin la vuelta a los escenarios de Tierra de Fuego. Una única y efervescente noche en Club Lucille -con entradas agotadas- marcó un encuentro tan nostálgico como fresco y mirando hacia adelante. Tal es así, que este año la banda lanzó dos simples, “Lograste sonreír” y “Ciudad fantasma”, y se dispone a volver a Lucille para cerrar el año en vivo el domingo 22 de diciembre desde a las 20 horas en el marco del Festival Al Borde del Tiempo junto a otras bandas.
“Yo creo que a esta altura de nuestras vidas estamos usando a la banda como una celebración de la relación que tenemos entre nosotros tres”, resume a la perfección Fernando Aguirre sobre la actualidad. “Siento que disfrutamos mucho de estar juntos, de hacer cosas juntos, y la banda es un gran motivo para hacerlo, porque la queremos tanto que queremos siempre tratarla con el mayor amor y respeto posible. Ese compromiso que tenemos con la banda se ve reflejado en la relación que tenemos entre nosotros”.
Por otro lado, reconoce, con orgullo, que Tierra de Fuego tiene hoy una dinámica bastante atípica y, en ese sentido, hace un análisis de la banda y también de la escena musical, no solo local sino a nivel global. “A esta altura del partido, ya los tres tenemos los egos bastante domados, entendimos que la vida pasaba por otro lado, que hacer música pasaba por otro lado. Entendimos que el éxito es otra cosa. Entendimos muchas cosas que nos permitieron no tener que estar corriendo detrás de una zanahoria que es bastante tóxica, de alguna forma, de la música es así. Habiéndolo experimentado en otros países, puedo decir que es igual en todos lados. Es una situación que te expone a encontrarte no necesariamente con la mejor versión de vos, quizás sí desde lo artístico y lo creativo, pero no desde lo personal. A la distancia, me parece un mundo bastante siniestro el del negocio de la música, y digo negocio porque eso tiene que ver con que una banda trascienda o no, que venda más o menos tickets. Pero volviendo a lo que estamos viviendo, es una celebración de lo que la banda significa para nosotros”.
En estos años que pasaron entre 2013 y el presente, Fernando tuvo varios proyectos, hoy además gira por Europa, y en su momento estuvo radicado un tiempo en México formando la banda Perdidos en Tokyo. “Cada uno creció para lugares diferentes, pero no tanto. Creo que salimos a buscarnos a ver quiénes éramos como artistas fuera de la banda, qué nos gustaba fuera de la banda. Estas cosas con proyectos tan largos tienden a cristalizar momentos de la vida que por ahí uno ya no es eso, entonces, te encontrás de alguna forma siendo una especie de muppet de vos mismo, teniendo que repetir o ser alguien que ya no sos, o cantando algo con lo que ya no te reflejás”.
Por otro lado, Ignacio y Agustín tuvieron su proyecto Ciencia Fricción, hoy tocan juntos en Ignacio Despacio (la parte más solista del bajista) y viajan por otros varios proyectos musicales. “Salimos a buscar quién era cada uno por fuera de eso”, insiste Fernando, y concluye: “Habiéndonos encontrado cada uno quiénes éramos por fuera de Tierra, volvimos a encontrarnos dentro de Tierra muchos años después. Y eso para mí es algo cósmico”.
La novedad musical llegó a mitad de año, cuando Tierra de Fuego lanzó “Lograste sonreír”, y hace unas pocas semanas apareció “Ciudad fantasma”. En este sentido, el cantante nos cuenta que “las canciones tienen una frescura de la construcción artística”, repite aquello de que “ya están los egos domados, ya entendimos cómo era y cómo no era la cosa”. De esta forma, reconoce que “eso te permite componer desde un lugar mucho más libre, y no porque uno estuviera componiendo pensando en que había ciertos patrones o lo que sea, de hecho, eso es algo que nosotros de alguna forma pagamos caro, haber hecho lo que siempre queríamos quizá no fue lo más inteligente desde el punto de vista comercial, pero era lo que hacíamos nosotros y eso fue lo que dio el sonido de la banda. Entonces creo que hoy mas que nunca estamos con esa”.
Hay varias canciones viejas que salieron a la luz en este momento y prometen un disco con estos adelantos y más novedades para el año que viene. “Con el correr de los años uno va juntando canciones que van encontrando su lugar solas. Acá hay canciones que quedaron afuera de dos o tres discos, otras que habíamos hecho para otros proyectos. Por primera vez, hay una canción que no escribimos nosotros exclusivamente, “Lograste sonreír”, que la hicimos con Julia Varela hace muchos años para un proyecto que teníamos juntos y en ese momento no prosperó. La canción encontró su lugar ahora, y eso es algo increíble. Después de casi 15 años es editada ahora y eso es algo que nos emociona mucho”.
Nacieron en un tiempo muy distinto a este en lo musical y en lo general, ¿qué es lo que más valoran de esta actualidad y que creen que se perdió y hubiera estado bueno mantener?
«Nacimos en otro mundo. Si no me equivoco, nuestro primer disco salió antes de internet, otra era, directamente, donde el mundo era otro, pensábamos y construíamos la vida de otra manera. Con la escena actual me pasa algo bastante contradictorio, no me gusta mucho la música que se está haciendo actualmente, pero sí me gustan los artistas que la hacen, lo que están diciendo y cómo lo están diciendo. Me gustan mucho Ca7riel y Paco Amoroso, por ejemplo, me parecen increíbles. La música que hacen no me gusta, pero me gusta todo lo que dicen, su estética, sus videos, me gusta su actitud, cómo se plantan ante la industria de la música, su relación con su público, pero su música no me vuelve loco. Casi que me gustaría leer un libro escrito por ellos, o un comic.
Lo que estoy diciendo es lo que a mí me gustaría de ellos, su música, está perfecta y por eso a tanta gente le gusta, hablo desde mí, a mí me gustan mucho más ellos que su música, por eso me gustaría ver otras expresiones artísticas de ellos. Y así me pasa con otros artistas. Esto es muy puntual y personal, no me conecto mucho con el trap, el hip hop, me gusta escucharlo así como de costado, no es el tipo de música que me gusta. Siento que el rock está muy desgastado, muy viejito, cansado. Creo que en algún momento va a resurgir algo, pero en este momento no siento que haya algo fuerte pasando. Creo que otros estilos ocuparon un lugar fuerte y se lo merecen, porque los espacios se ganan y se conquistan. Y si la música urbana, no sé si está bien o mal el término, pero para meter todo en una bolsa simplista, tiene un lugar, es porque se lo ganó y hay un mérito enorme en eso.
Siento que es un momento extraño donde no siempre entiendo lo que está pasando, donde Spotify me aburre de una forma tremenda, lo uso como herramienta para escuchar cosas, pero lo odio como formato, lo detesto, me parece espantoso, pero bueno, hablo ya como una persona grande. Por suerte, tengo hijos que me acercan música nueva y siempre me mantienen escuchando cosas nuevas, eso me gusta y disfruto pasando ese tiempo con ellos», concluye el cantante.
Tierra de Fuego se presenta en Lucille (Gorriti 5.520, Ciudad de Buenos Aires) el 22 de diciembre desde las 20 horas en el Festival Al Borde del Tiempo. Podés conseguir tus entradas a través de Passline. Si querés escuchar más de la banda, hacé clic a Spotify.