Foo Fighters con el pie derecho

La semana pasada la banda norteamericana, que debutó hace 25 años, nos presentó su último trabajo: «Medicine at Midnight», el número diez en su discografía.

La de Foo Fighters es una propuesta que encaja en su sonido áspero, rockero y comercial de siempre, pero con novedades que los ubican, por primera vez, en un género más.. ¿bailable?

Parece que «Let’s Dance» de David Bowie fue una de las referencias que tomaron como inspiración a la hora de crear este nuevo mundo, y tal vez era una meta muy pretenciosa, pero hay que reconocer que lograron un repertorio bastante más eufórico y alegre que en otras oportunidades. «Making a Fire» tiene todo para ser un tema de obertura: un ritmo un poco optimista, un coro pegadizo y un momento de palmas. Algo que prácticamente no hubiese dicho nunca para describir un tema de los Foo, más allá de que tiene hitazos incuestionables, pero esto es una apuesta al groove.

La banda tal vez esté alcanzando su época más alta de madurez y, si bien parece que encontraron la fórmula del éxito hace un tiempo, siguen encontrando nuevos detalles que funcionan impecablemente. Se sabe que Dave Grohl es un trabajador incansable de la perfección, además de ser una persona sumamente creativa, inquieta y ambiciosa porque no para de producir, y no sé si tendrá que ver con su pasado como baterista -que nunca abandona del todo- pero en los últimos discos se nota que el instrumento cobra mucho más protagonismo.

Podemos notarlo, por ejemplo, en el beat bien marcado del comienzo del segundo tema, «Shame Shame», que materializa el rubio Hawkins en la batería como si entrara en puntas de pie. Esta canción fue el primer corte que nos dieron para degustar el disco y creo que fue astuto, porque tiene la esencia de Foo Fighters pero, a su vez, el toque novedoso de percusión y de un ritmo que comienzan a explorar.

En el medio encontramos algunas canciones que se parecen un poco más a lo conocido, con algunos destellos que nos motivan a seguir escuchando, y así desembocamos en “Medicine at Midnight”, la homónima a la producción discográfica. La que más tiene del «Duque Blanco» y el disco inspiracional que mencionamos anteriormente.

Sabemos que a Dave le gusta gritar mucho, y lo escuchamos en los temas que siguen, desde este lugar somos fundamentalistas de que sus baladas son de las mejores del condado, y así llegamos a “Chasing Birds”, la niña tierna de este álbum.

Se los tilda de sobrevalorados, de comerciales, de que supieron ver el negocio y sí, coincidimos, pero también son una banda consolidada hace 25 años que sigue trabajando, sacando discos y llenando estadios como el primer día.

«Medicine at Midnight» será una gran vuelta a los recitales internacionales cuando esto sea posible. Sus canciones piden a gritos, casi tan fuertes como los de Dave, que las bailemos y saltemos hasta cansarnos. Ya sentimos el fresquito del viento porteño en la noche en que esto se haga, por fin, realidad.