Después de múltiples intentos de sabotaje y meses de una prolongada crisis política, Bernardo Arévalo asumió este domingo como presidente de Guatemala, su asunción termina con décadas de gobiernos conservadores, pero no necesariamente con los problemas.
El máximo tribunal del país afirmó este domingo que el partido Semilla está suspendido y sus detractores políticos prometen también una férrea oposición a su proyecto de gobierno que comenzó el lunes. A pesar de todo, Arévalo se muestra optimista, mientras que miembros de comunidades indígenas marcharon por la capital guatemalteca en defensa de la democracia horas antes de la toma de posesión y, durante meses denunciaron a las instituciones que se creía obstaculizan el traspaso de poderes. Arévalo asegura que lo mejor está por venir para Guatemala y promete la llegada de una «Nueva Primavera» al país como la que protagonizó el gobierno de su padre Juan José Arévalo Bermejo entre los años 1946 y 1951.
Sobre las prioridades de su nueva gestión y también con una advertencia para la oposición, habló el presidente Arévalo: «Siguen intentando evitar que nosotros lleguemos al poder y que un gobierno comprometido con el cambio tenga éxito. Es precisamente esa clase política criminal que se ha incrustado en el sistema político y en las instituciones del Estado. Lo que queda de ellos son los que están y se han dado cuenta que la victoria que nos ha otorgado el pueblo de Guatemala ha sido un mandato para un futuro sin corrupción, que implica que el fin de un modelo de negocios corrupto ha llegado».
Qué le espera a Guatemala
Arévalo toma las riendas del país para superar numerosas trabas judiciales. El nuevo presidente tiene el reto de eliminar la corrupción sin la mayoría en el Congreso e, incluso, con su partido suspendido. El problema fundamental de la corrupción es que está en el mismo Congreso, entonces no va a poder contar con su propia bancada que está suspendida ni con las otras bancadas que están impidiendo cualquier acción en contra de la eliminación de la corrupción.
La base del nuevo gobierno es realmente la sociedad civil, las autoridades indígenas, la comunidad internacional que le está dando apoyo y legitimidad para defender su mandato, y llevar adelante esta lucha cuesta arriba para demostrar que la democracia pueda funcionar sin corrupción en los próximos 48 meses.
Los próximos años serán de lucha continua para poder llegar al término de su mandato, porque ya vimos en el caso de Guatemala diversos intentos de que se esté quitando la inmunidad a los altos cargos del país para derrumbar sus gobiernos y poner candidatos emanados del mismo Congreso. En este sentido, es una situación de un equilibrio difícil que Bernardo Arévalo tiene que manejar para continuar en el poder y mantener también una movilización alta de la sociedad civil que le apoye.