«El cine no pide plata»

Este lunes 15 de enero se llevó adelante un nuevo plenario de comisiones en la Cámara de Diputados de la Nación. En esta ocasión, fueron invitadas organizaciones no gubernamentales para exponer en relación al proyecto de ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. En lo que refiere a cultura, se destaca la presencia de Santiago Mitre, director de «Argentina, 1985», y la reconocida productora Vanessa Ragone. Compartimos un resumen de estas participaciones.

El primero de la jornada en exponer sobre el tema fue Antonio Pita por la Cámara de Productoras Audiovisuales de Córdoba (CAPAC): «Si consideramos los efectos directos, indirectos e inducidos que genera, el sector audiovisual representa el 5,2% de toda la economía argentina, mientras que su fomento significa un 0,031% de gasto público nacional», comenzó.

Claramente contrario a la iniciativa del proyecto y con una exposición medida y calculada, agregó que «el sector viene reclamando y necesitando cambios desde hace tiempo, pero estos deben servir para recuperar nuestro liderazgo y no para quedar relegados en la región» y «hasta la fecha no hemos tenido la posibilidad de discutir con nuestra dirigencia y con el sector una propuesta superadora».

Para cerrar, observó algo que estuvo presente en el plenario del jueves 11 de enero expresado por parte de algunos diputados y que se repitió más adelante en esta misma jornada: «Nos preocupa que, al establecer una dependencia tan grande del Ejecutivo, el instituto pueda convertirse en un órgano de propaganda».

Por la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica se hicieron presentes Vanessa Ragone y Santiago Mitre, ambos repartieron sus cinco minutos de exposición en mitades casi iguales y fue Mitre quien abrió la participación y cuyo video se replicó rápidamente en redes sociales por tratarse del director de «Argentina, 1985», protagonista de un enorme reconocimiento internacional.

«Soy guionista y director de ‘Argentina, 1985’, una película que hace casi un año hoy fue ganadora del premio Golden Globe a la mejor película internacional y también estuvo nominada al Oscar en la misma categoría. Y digo esto para señalar que durante todo el recorrido que implicó promocionar esta película pude ver la admiración que genera nuestra cinematografía y agrego, nuestro país, en el mundo.

Es, y no voy a ser modesto, una de las cinematografías más respetadas del mundo. Todos aquí admiramos a Ricardo Darín pero no sé si todos saben que Ricardo Darín es admirado en todo el mundo, y eso es porque nuestro cine se exporta», afirmó Mitre.

«Los últimos 30 años han sido, fuera de cualquier duda, los mejores del cine argentino en toda su historia. La primera vez que el cine argentino ocupó un lugar importante y sostenido a nivel internacional. Y esto es indisociable de una política de producción cuyo eje fue un organismo autárquico ajeno a los caprichos
del poder político de turno y cuyo presupuesto, pese a las insistentes falsedades que se dicen, no está relacionado con el presupuesto nacional, se autoabastece», y cerró que «el cine no pide plata, pide que se mantenga la ley que le permite seguir autofinanciándose».

Ragone, presidenta de CAIC, agregó que «nuestra perspectiva en este momento es que esta ley requiere análisis de muchísimas áreas (…) nuestra actividad ha cambiado a lo largo de treinta años y hay que profundizar en una ley de cine proactiva y novedosa pero no es, quizás, esta oportunidad ni esta urgencia el momento en el que podamos reunirnos. Nosotros deseamos, nuestro sector y nuestra cámara, pedirles a los señores legisladores y legisladoras la oportunidad de discutir en profundidad una nueva ley de cine que tenga sentido para todos».

Gabriel Alejandro Katz, por la Cámara de Libreros Independientes y Centro de Estudios Municipales y Provinciales (CEMUPRO), manifestó que, «como intelectual y como editor, he sido sumamente crítico de las políticas culturales de los anteriores gobiernos, en ambos roles he sido ignorado y directamente discriminado. No vengo aquí por tanto a defender la continuidad de intereses personales o corporativos. Vengo, por el contrario, con el propósito de ofrecer mis mejores argumentos para que las decisiones que tome este Congreso respecto del futuro de los dispositivos culturales estén al servicio del bien común, del interés general, de la ciudadanía presente y futura de nuestro país.

Resulta evidente que numerosos organismos e instituciones de la vida cultural del país deben ser reformados, actualizados sus propósitos, renovados sus procedimientos, perfeccionados sus mecanismos de gobernanza y control, eso es justamente lo que indica el término reforma, una transformación que busca mejorar lo que existe, pero suprimir no es mejorar, suprimir es destruir», sostuvo Katz.

Jorge Marrale expuso de manera virtual en representación de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes (SAGAI): «Todos fuimos a un cine de barrio, a un festival, a una peña, a un teatrito independiente lleno de vocación y ganas o a una librería perdida en un barrio de cualquier pueblo de nuestro país. Hay en todo estos recuerdos y experiencias que vivimos un hilo de oro que los conecta y los hace posibles, una política cultural sostenida por trabajadores, entidades, normas e instituciones.

Una política cultural que hoy está en grave peligro. Desde SAGAI advertimos el enorme riesgo que las sociedades argentinas de gestión de derecho de autor e intérpretes corren si se aprueba el proyectado artículo 350 del capítulo 2 de la Ley denominada Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. La capacidad para recaudar los derechos económicos de nuestros socios y socias se verá seriamente afectado.

Lo digo con claridad: el cobro y la distribución de derechos de propiedad intelectual está reconocido como un derecho de carácter alimentario por la jurisprudencia argentina, no es un privilegio. Una de las modificaciones que se pretenden es la gestión individual de derechos de propiedad intelectual, ¿cómo se imaginan ustedes la gestión individual, por ejemplo, en ‘El secreto de sus ojos’, simultáneamente presentada en todo el mundo? Señores legisladores, es imposible. La libertad también se protege, una gestión colectiva fuerte empodera a los titulares de derecho».

Mirta Beatriz Israel por Actrices Argentinas y Unidxs por la cultura expresó: «¿Qué tiempos son estos en los que debemos defender lo obvio?, decía Bertolt Brecht. ¿Qué más tenemos que agregar que no hayamos dicho en el 2022 cuando dimos la batalla por la prórroga de las asignaciones específicas para el fomento de la cultura y que muchos de los legisladores y legisladoras que están acá acompañaron? ¿Hay que explicar otra vez que en su mayoría son organismos autofinanciados? (…) de todas maneras, dejamos a disposición de la comisión un documento que detalla los números que tanto preocupan y por los que erróneamente consideran a estos organismos generadores de déficit, estos números hablan por sí mismos.

También venimos a decir que no podemos ni queremos salvarnos solos, no vamos a avalar los intentos de fragmentación que implicaría abrir el debate por sector, ¿o acaso un sector de la cultura es más valioso que otro, o acaso la cultura es más valiosa que las tierras que pretenden vender, o acaso un derecho es más valioso que otro?».

Gustavo Postiglione, por un sector de la cultura, expresó que «aparte de artistas somos trabajadores y trabajadoras y la dignidad de un trabajador pasa por el hecho de poder vivir de su profesión, de su trabajo, de su arte.

Oculto en un planteo netamente economicista, se esconde lo que realmente subyace detrás de este proyecto de ley y es de carácter simbólico, la cultura no es un gasto, es una inversión que efectivamente nos hace libres. Forma parte de la economía del conocimiento fundamental para desarrollarnos como nación, esto lo han entendido todos los países desarrollados que el mismo gobierno toma como referencia».