La Estación Espacial Internacional (EEI) está considerada como una de las grandes creaciones de la humanidad, se ubica en la órbita terrestre baja y es fruto de una colaboración entre diferentes agencias espaciales con propósitos investigativos en diferentes campos de la ciencia.
Hasta el momento, el cine no había depositado un foco en ese escenario, y son muy pocas las películas del espacio exterior que se concentran en una historia de ciencia expandida, son más las que incluyen un elemento fantástico, que van desde la exploración de otros mundos hasta el terror por el cruce con seres extraterrestres. “E.E.I” se inscribe en la columna de la ciencia como disparadora de conflictos tácitos o, al menos, momentáneamente fríos.
A la EEI llega una nueva astronauta, la doctora Kira Foster (Ariana DeBose), quien debe superar aclimatarse a la vida dentro de la estación. Dentro de ella ya viven dos compatriotas suyos: Gordon (Chris Messina) y Christian (John Gallagher Jr.) y colegas rusos: Nika (Masha Mashkova), Nikolai (Costas Ronin) y Alexey (Pilou Asbæk). La tensión entre ellos es de una amabilidad impostada: se hacen bromas por las “pérdidas en la traducción”, hay anécdotas sobre las experiencias similares a las que vive Kira en su proceso de adaptación y el día a día fluye naturalmente, como si se tratara de un trabajo más.
La historia previa de la recién llegada presenta un interés científico estrictamente personal disfrazado de general, a través de una investigación con roedores y, a lo largo de la trama, se desovilla hasta comprender que existe una conexión con la muerte de su padre. Todo queda en segundo plano cuando, desde una de las ventanas, observan una serie de fogonazos en la Tierra con ubicación en territorio ruso. A los pocos minutos, los astronautas estadounidenses reciben una orden: “Se desató una guerra contra Rusia. Deben tomar el control de la estación por todos los medios necesarios”. Del lado ruso, esa orden está fuera de campo y la sospecha crece porque el punto de vista es el de Kira, para ella el crecimiento de la desconfianza no solo está dirigida -por carácter transitivo de la geopolítica- hacia los rusos sino, también, para sus compañeros, a los que apenas conoce.
Hay una pericia en la directora Gabriela Cowperthwaite para mantener un pulso de suspenso, lo logra en su totalidad con la escena de Gordon afuera de la estación para reparar una antena, pero se diluye paulatinamente cuando los espacios se reducen y el guion se pone a jugar con trucos previsibles. La película es fallida en los momentos de mayor nervio, ahora es acertada en la premisa y en su posterior desarrollo del conflicto. Para los parámetros actuales es tristemente suficiente.
«E.E.I» («I.S.S.») está dirigida por Gabriela Cowperthwaite y cuenta con las actuaciones de Ariana DeBose, Chris Messina, John Gallagher Jr., Masha Mashkova, Costa Ronin, Pilou Asbæk y puede verse en la plataforma Max.