Había una vez Artsaj

El 1° de enero de 2024, la República de Artsaj dejó oficialmente de existir y sus territorios fueron anexados a Azerbaiyán, en un conflicto bélico que comenzó con la caída del imperio zarista y la conformación de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y que se prolongó por más de un siglo. En el marco de la Competencia Internacional del 39° Festival de Cine de Mar del Plata, Emily Mkrtichian presenta «There Was, There Was Not».

Las filmaciones de la cineasta armenia retratan la vida de cuatro mujeres nacidas en Nagorno Karabaj con profesiones y vocaciones que, a priori, solo están unidas por sus roles femeninos: Sveta Harutunyan trabaja desactivando minas en los campos, luego de la tensa calma que el acuerdo de paz mantuvo por 30 años; Sose Balasanyan es una joven judoca con sueños olímpicos; Siranush Sarsgyan quiere abrirse camino en la política local, a la que solo acceden los hombres; y Gayane Hambardzumyan ayuda a sus pares víctimas de la violencia de género.

Lo que inicialmente podría ser un documental que aborda espacios que las mujeres buscan ganar en una nación que posteriormente sufriría limpieza étnica azerí, se transforma de un sacudón por la guerra, que golpea las puertas de sus hogares y fuerza el desplazamiento, la incertidumbre y el sufrimiento. Es acá donde el registro de Mkrtichian cobra valor histórico y comparte las consecuencias íntimas del conflicto armado, similar a lo que sucedió cuatro años atrás en Mar del Plata con «Esquirlas» de Natalia Garayalde.

En tiempos donde la sobreinformación colabora con la pérdida constante de sensibilidad ante el «bombardeo» de violencia en formato de videos virales y el erróneo ejercicio del periodismo, y ya no importa si se trata del barrio, nuestro país o Medio Oriente, «There Was, There Was Not» interpela y cuenta, en primera persona, los efectos de la guerra: Sveta pierde contacto con sus seres queridos, Sose ya no es una deportista prometedora porque es parte de la milicia (reemplaza su peluche favorito por una AK-47, ahora «su mejor amiga»), Siranush cocina para los soldados en el frente y Gayane brinda su acompañamiento a refugiadas. Junto al invaluable material de Mkrtichian, estas cuatro mujeres atesoran los recuerdos del pasado para mantener viva la historia. Había una vez Artsaj.

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