Idealistas: los forjadores de sueños

El fin de semana vi una película que me dejó el corazón lleno de amor: «Teresa de Calcuta». La historia comienza en los años 40, en el convento de las Hermanas de Loreto. Allí tuvo su primera crisis al ver a los enfermos, tirados, sin asistencia y sin que nadie se preocupe por ellos, pero lo peor llegó cuando la Madre Teresa planteó este problema en su propia congregación ante la necesidad de servir. Por ello, la Hermana Superiora le prohibió que haga tal tarea, porque esos seres estaban conminados a sufrir de esa manera. ¡Qué terrible para un servidor pasar por estas circunstancias! Ella, nacida bajo el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu, era una idealista y, como tal, tuvo que vivir de la indiferencia de los grises.
El idealista es un ser que no está conforme con las circunstancias que vive. Por lo general, es un ser libre y es tan sensible que ve cosas que otros no pueden siquiera llegar a vislumbrar, es un visionario.
El idealista siempre quiere un mundo mejor, más que morir por su ideal vive por este, lo hace práctico y es un líder nato, es muy probable que ante los demás se presente como un guerrillero pero es más un guerrero, porque pelea contra la pobreza, el abuso, el maltrato en todo sentido (animales, niños, mujeres, hombres, naturaleza). Su mayor enfrentamiento siempre es con la injusticia y la desigualdad: para un idealista no tener justicia es tremendo, porque su fuente de poder emana de ella.
Al idealista, la idea que lleva como estandarte lo eleva.
El idealista no tiene ideas fijas, es un revolucionario porque rompe con los esquemas establecidos y trae nuevas corrientes de pensamientos. No se dejan oprimir, se resisten a la tiranía y la captan naturalmente, ya que una de sus características es la sensibilidad cuando quieren domesticarlos o someterlos. El ideal no le pertenece, este y él son uno. Solo lleva su bandera y habrá muchos que lo sigan.
El idealista siempre está atento al mundo que lo necesita. Son seres rebeldes y a la vez románticos, soñadores, valientes, pasionales: la tibieza no cuadra dentro de ellos.
Al idealista lo mueve el amor al prójimo como conciencia social, injusticia social, responsabilidad ciudadana, el cuidado al oprimido. Si hay algo que lo saca es el mediocre: este tipo de hombres no tienen formas, porque no hay líneas definidas. En un tiempo lo llamaban el “hombre light”, hoy le pusieron una nueva denominación, el “hombre líquido”, pero quien bien lo definió con palabras exactas fue José Ingenieros como el “hombre mediocre”. Personaje sin alas, le quiere enseñar al idealista cómo volar cuando el soñador ya forjó sus alas y emprende el camino como un águila. Dicho sea de paso, el águila y el rayo son los símbolos propios de Zeus, el máximo de los dioses griegos. Esta ave representa la capacidad de ver desde las alturas y visualizar el peligro que corre la manada. El mediocre no tiene timón propio, ni siquiera tiene una ruta, pero siempre tiene una palabra fuera de lugar para indicarle a alguien que tiene su camino establecido, cómo debe caminar y hacia dónde. Dijo el Bhagavad Gita: “Es preferible caminar mal tu camino, que bien el ajeno”. Dijo José Ingenieros sobre el mediocre: “Muchos cerebros torpes se envanecen de su testarudez, confundiendo la parálisis con la firmeza”.
El idealista es alguien que deja una huella, que viene a cambiar el rumbo, que deja su estela, que insta a otros a mirar que hay más allá, como en el mito de la caverna de Platón. Como la Madre Teresa, que fue una verdadera servidora del mundo. Como Prometeo, que entregó herramientas a la humanidad (fuego) para que esta pueda enfrentar al mundo de la hostilidad. Como Ernesto «Che» Guevara con su espíritu rebelde e incorruptible, y que así terminó: “de pie a morir arrodillado”. Como Jesús por su mansedumbre revolucionaria. Como Mahatma Gandhi, que vivió en un mundo tremendamente agresivo y propuso profesar “la no violencia”. Como Buda, que dejó las cuatro nobles verdades y el camino al óctuple sendero para liberarnos del dolor. O  como John Lennon, quien en una de sus canciones nos dijo: “Tú puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te nos unas, y el mundo vivirá como uno solo”.