Incidentes y suspensión

Era la sesión para el Gobierno, que ponía a prueba su olfato para los números. Envalentonado por la posibilidad de conseguir las cifras para aprobar la reforma previsional, hizo uso de los vericuetos reglamentarios en lugar de esperar los siete días necesarios para poder llevar al recinto un dictamen de comisión para el tratamiento de la polémica reforma tributaria. El oficialismo confiaba en conseguir el requisito de los dos tercios para tratar el proyecto y, aún más, alcanzar la mayoría simple necesaria para aprobarla.
Y estaba anunciado que habría resistencia en las calles. Frente a un Congreso vallado se juntaron referentes opositores y de organizaciones sociales, entre los que se encontraban el líder de La Cámpora, Andrés «Cuervo» Larroque; los integrantes de la CTA; el Partido Obrero; la UOM con su secretario general Antonio Caló; Barrios de Pie; el MST y APOPS; y los trabajadores de ANSES.

Agredidos manifestantes… y diputados

Mientras dentro del recinto el oficialismo trataba de alcanzar el quórum de 129 diputados para dar comienzo al debate, en las calles la Gendarmería arrojaba gases lacrimógenos, balas de goma y chorros de agua para dispersar a los manifestantes. El operativo de cerco alcanzó las cercanías al Palacio Legislativo e, incluso, a varios de los accesos al edificio, lo que dificultó el ingreso hasta de algunos legisladores.
Como consecuencia del accionar de la fuerza de seguridad resultaron heridos dos diputados del Frente para la Victoria, Mayra Mendoza y Matías Rodríguez. Rodríguez quedó inconsciente tras un golpe en la cabeza mientras que a Mendoza le arrojaron gas pimienta en el rostro.
Adentro del Congreso seguía otra disputa: la del quórum, que fue alcanzado en dos oportunidades pero muy breves. Esto motivó la denuncia de la oposición de que dos diputados que no juraron se habían sentado en las bancas para dar número. Los acusados fueron Jorge Enríquez y Patricia Holzman que integraron la lista encabezada por Elisa Carrió en octubre. Enríquez, actual subsecretario de Justicia de la Ciudad, ocupaba el noveno en la boleta y podría reemplazar a la impugnada Joana Pecetti, denunciada por su exmarido por abuso infantil. Mientras que Holzman, jefa de Gabinete del Ministerio de Ambiente, aparecía en el onceavo lugar. Holzman solo podría ser diputada si dejase su banca alguno de los ocho legisladores electos por el oficialismo. Ambos desmintieron haber hecho esa maniobra y aseguraron que estaban lejos del recinto. De hecho, no hay filmaciones ni testimonios contundentes que confirmaran esa acción.

Quórum

En el breve momento que se alcanzó el quórum los diputados del FpV se acercaron a la presidencia y dejaron en el escritorio de Emilio Monzó varios cartuchos de balas de goma recogidos de la represión que continuaba afuera. Horacio Pietragalla, Máximo Kirchner, Guillermo Carmona, Martín Doñate, Carlos Castagneto, entre otros, se trenzaron en una discusión con Monzó sobre el quórum que se prolongó durante varios minutos y tuvo intentos de golpes de puño.
Ante el cariz que iba tomando el debate con el pedido de Graciela Camaño al presidente de la Cámara, Emilio Monzó, de desisitir en iniciar el debate y manifestó: «Hace 59 minutos tenía que empezar esta sesión. No tienen el número y no lo busquen en el reglamento. No lo tienen porque mayoritariamente los representantes del pueblo, más allá de los aprietes a intendentes, gobernadores y dirigentes sindicales, lo que ocurrió en la calle, más allá de eso, no tenemos la disposición en esta casa de que este proyecto salga».
Ante esto, Elisa Carrió aprovechó la oportunidad y pidió levantar la sesión y consideró que «lo peor que se puede hacer es sesionar en medio de este ambiente de violencia». Y redobló la apuesta al vaticinar que «vamos a ganar la votación, será esta semana o la otra, la vamos a ganar».

Del decreto a votar el lunes

Una vez terminada la sesión y mientras seguían los incidentes en la calle, surgió el rumor de que la reforma previsional saldría por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Hasta se comentaba que los ministros ya habían firmado el documento y que solo faltaba la rúbrica de Mauricio Macri. El texto ya estaba listo e incluía, además de la nueva fórmula para calcular las jubilaciones y el 82% móvil para los beneficiarios que cobren el haber mínimo, una compensación a pagarse en marzo por el desfasaje que perderían los jubilados con la nueva ley.
Una vez más apareció Carrió y usó la red Twitter para opinar y cambiar el rumbo. La líder de la Coalición Cívica escribió: «Carrió y la CC juraron respetar la Constitución Nacional y no la van a violar bajo ningún concepto. Un DNU violaría gravemente la Constitución Nacional». Además no estaba convencida por la prometida compensación.
Otra presión vino del lado sindical. El triunvirato que dirige la CGT alertó sobre el llamado a un paro. «Rechazamos que se utilice un decreto. Por eso, la CGT ha resuelto hacer un paro a partir de las 0 horas. Si hay DNU, hay paro nacional», afirmó Hecto Daer. Su par Juan Carlos Schmid confirmó que «el paro sería por 24 horas». Daer también señaló que si no había decreto se volverán a reunir «para evaluar cómo seguir», y declaró que el gremio «rechaza la represión sufrida por todas las personas convocadas para impedir que se trate un proyecto que tiene como fundamento un ajuste», al tiempo que criticó «la militarización» que hubo en el Congreso.
Finalmente, el presidente Macri decidió no usar el decreto para sancionar la reforma previsional y se busca que se haga el debate el próximo lunes. En busca de un respaldo se llamará a los gobernadores para que den un apoyo al proyecto y se reúnan con el jefe de Estado.