El equipo de Avellaneda “se fue a la B” como tenía que hacerlo, ante su gente, que no tuvo ningún comportamiento violento ni hubo incidentes, solo aliento y lágrimas para afrontar un momento complicado de un club que no sabe qué es jugar en la segunda división.
San Lorenzo de Almagro le ganó por 1 a 0 con el gol del chico Ángel Correa, y las ilusiones quedaron hechas pedazos, aunque la gente de Independiente tenía asumido que las chances de irse a la “B” eran altísimas.
Una paradoja fue el camino de Independiente hacia la Primera B Nacional, porque venía de ganar la Copa Sudamericana al Goiás en 2010 con Antonio Mohamed como técnico, pero la otra mitad de la gloria se volvió el principio del fin. Si bien sumaba una copa internacional después de 15 años, el club no vivía un buen presente en el torneo local e hilvanó una mala racha futbolística durante tres años y por eso ahora está en la “B”.
Ante la crisis que vivía el club, Javier Cantero decidió llamar a Américo Rubén Gallego, el último entrenador que logró un campeonato con Independiente, allá lejos y hace tiempo, en el Apertura 2002. Pero ni la mística del “Tolo” pudo salvar al equipo de Avellaneda. Finalmente, Miguel Ángel Brindisi agarró un equipo en llamas, que ya no dependía de sí mismo desde la 10° fecha del Torneo Final 2013. Es decir que, a mitad del campeonato, necesitaba que Quilmes no sume, después tenía que ver de reojo qué hacían Argentinos Juniors y San Martín de San Juan, pero tenía que concentrarse en ganar, y cuando lo tuvo que hacer no lo hizo.
Cualquier equipo puede irse a la “B”, le pasó a River, San Lorenzo, Racing y ahora Independiente. Y Boca, que nunca descendió, marcha anteúltimo en este torneo, no clasifica ni a la Copa Sudamericana porque no le dan los puntos y, en caso de repetir los malos resultados de esta temporada, también tendrá que usar una calculadora y estar pendiente del promedio. Lo que es sanamente envidiable de la gente de Independiente fue el comportamiento de su gente, porque si se tenía que ir a la “B” tenía que ser en Avellaneda, con todos sus hinchas juntos, abrazados en la tristeza pero sin causar ni un solo incidente.
Independiente tuvo momentos de gloria a lo largo de su historia, porque ningún equipo tiene más Copas Libertadores que el «Rojo», con siete conquistas y cuatro de ellas en forma consecutiva, aunque la última fue en 1984. Junto al Milan, es el conjunto que más Copas Intercontinentales jugó, como aquella que lo consagró campeón del mundo en 1973 contra la Juventus de Italia o en 1984 ante el Liverpool, ambas con las gambetas, la magia y los goles Ricardo Bochini, el jugador que más alegrías le dio a los vitalicios, a sus hijos, nietos y bisniestos.
Lejos quedaron esos tiempos de copas, de títulos internacionales. Hoy tendrá que pensar en viajar al interior del país a desafiar a equipos de la segunda división en una nueva experiencia para rearmarse y estar nuevamente en Primera. Se fue, y le va a costar, pero volverá.