Tras días de tensión, el expresidente brasileño Lula Da Silva se entregó y fue encarcelado. Tras un discurso ante sus simpatizantes, la prisión de Curitiba lo recibió para cumplir la reclusión por 12 años a la que fue condenado por corrupción. Ahora se abren las incógnitas para los comicios de octubre donde el Partido de los Trabajadores (PT), máximo favorito, tendrá a su principal dirigente tras las rejas. Sin embargo, puede haber más novedades, ya que el abogado de Lula anunció que seguirán con la vía judicial para obtener su liberación.
Lula estuvo refugiado en el sindicato de metalúrgicos de São Bernardo do Campo, respaldado por miles de personas. Desde ahí desafió la orden judicial del juez Sergio Moro. Pese a que el exmandatario había decidido entregarse, sus seguidores intentaron evitar que eso sucediera. Tras salir de la sede gremial, Lula fue trasladado en avión a la capital del Estado de Paraná, en medio de un fuerte operativo de seguridad, hasta la superintendencia de la Policía Federal en Curitiba.
Persecución política
En su ultimo discurso en libertad, Lula sostuvo que «cuantos más días me dejen preso allí, más Lulas nacerán en este país». Además, afirmó que «la historia va a probar que ellos están equivocados. Verán que salgo fortalecido de esto y que soy inocente», y señaló que las élites económicas, la prensa y el Poder Judicial son cómplices de la persecución política de la que es objeto.
«En el juicio de mi departamento soy el único ser humano en ser procesado por un departamento que no es mío. Y la Globo mintió cuando dijo que era mío. Y la Policía Federal del Lava Jato, cuando hizo su investigación, mintió que era mío. La fiscalía cuando hizo la acusación mintió diciendo que era mío. Yo pensé que Moro iba a resolver eso, pero él también mintió diciendo que era mío y me condenó a nueve años de cárcel. Es por eso que soy un ciudadano indignado, porque ya he hecho muchas cosas con mis 72 años, pero no les perdono haber pasado a la sociedad la idea de que soy un ladrón», indicó Lula.
«No necesito pruebas»
Igualmente, remarcó que «no estoy por encima de la Justicia. Si no creyera en la Justicia no hubiera creado un partido político, habría propuesto una revolución. Pero creo en la Justicia, en una justicia justa, en una que vota un juicio basado en las actas del proceso, en la información de la acusación, de la defensa, en la prueba concreta que tiene el arma de un crimen. Lo que no puedo admitir es un fiscal que hizo un Power Point y fue a la televisión a decir que el PT es una organización criminal que nació para robar a Brasil y que Lula, por ser la figura más importante del partido, es el jefe y, por lo tanto, si Lula es el jefe, dijo el fiscal, no necesito pruebas, tengo la convicción».
En el marco de la investigación de la operación Lava Jato, en 2017, el juez Moro halló culpable a Lula de corrupción y lavado de dinero por haber recibido de la constructora OAS un departamento tríplex en el balneario paulista de Guarujá como soborno por haber garantizado a la empresa millonarios contratos con la estatal Petrobras. La defensa del expresidente apeló la sentencia, pero en enero el Tribunal Regional Federal en Porto Alegre ratificó la sentencia e incrementó la pena hasta los 12 años y un mes. De ahí en más, los abogados de Lula presentaron todo tipo de recursos anta otras instancias como el Superior Tribunal de Justicia y el Supremo Tribunal Federal para impedir la prisión. Tal como anunció el abogado Cristiano Zanin, seguirán apelando la condena con la esperanza de revertir la situación del expresidente. «Continuaremos con las medidas jurídicas para revertir la prisión y tenemos la expectativa de que en un futuro podamos hacerlo», precisó, y afirmó que «la prisión fue dictada sin fundamentos jurídicos porque la Constitución no admite la pena anticipada».
Por otra parte, una modificación judicial podría beneficiar a Lula. Si el máximo tribunal cambia la norma que habilita a encarcelar a personas condenadas en segunda instancia que aún disponen de recursos judiciales Lula debería ser liberado. Al respecto, el juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Marco Aurélio Mello, adelantó que pedirá incluir en la agenda un nuevo debate que podría resolver las discrepancias existentes entre los integrantes de la corte sobre esa cuestión.