Martin Céspedes y la experiencia en el monte

En el marco del estreno de la película «Toda esta sangre en el monte» sobre el Movimiento Campesino Santiago del Estero (MOCASE), entrevistamos a su director, Martín Céspedes.

¿De que trataban tus trabajos previos a este film?

«Hay un cortometraje que se llama ‘Toda esta sangre en el monte’ como la película, ese es el primer producto que sacamos a partir de una experiencia de viajar a Santiago del Estero. Después hicimos otro cortometraje en Paraguay cuando destituyeron a Lugo que se llama ‘La dictadura del parlamentariado’, que cuenta todo el proceso de destitución. Luego de eso hay un mediometraje de cuarenta minutos que se llama ‘Ciudad de boom, ciudad del bang’ que se da en Rosario y es una especie de investigación sobre la triangulación de dinero en negro del narcotráfico, el boom sojero y el boom inmobiliario. Todos los hicimos en el marco de la revista Crisis.»

¿Cómo llegaste a ese poderoso título?

«Yo empecé a filmar en Santiago del Estero a partir de un viaje con la revista Crisis para hacer una nota sobre el MOCASE y yo filmaba para hacer un complemento audiovisual. Esa nota es de Rodolfo González Arzac, un periodista, y él tituló la nota como ‘Toda esta sangre en el monte’, entonces quedó instalado. Es un título genial que es cien por ciento de este periodista… y lo replicamos.»

¿Cómo surge la primera secuencia del documental?

«¿Me hacés la pregunta por el sepelio del principio? En verdad cuando fuimos a filmar para la nota vimos la complejidad del conflicto, entonces empezamos a filmar más y hacer más viajes, y en uno de esos viajes sucedió la muerte de Miguel Galván del MOCASE, y ahí nos llamaron y nos dijeron «pasó esto, vengan a filmar». Y no estaba prevista, obvio, nos encontró a nosotros la situación. Y la película surge de la misma manera: no es que nosotros de entrada pensábamos que íbamos a hacer una película, yo empecé a viajar a Santiago del Estero y me empezó a atrapar la historia, la organización, y empecé a ver la complejidad del conflicto de tierras y en la vida campesina. Uno viene con muchos prejuicios sobre qué es un campesino o un indígena, tenemos una prefigura y lo que yo quise hacer era romper eso y empezar a mostrar las complejidades de ellos hoy y qué nos puede decir esa forma de vida a nosotros.»

Qué fuertes las escenas en las que matan animales para comer…

«En primer lugar yo no las veo como brutales, yo ahí veo vida y no veo muerte. Siento que hay mucha hipocresía desde nuestro lado… ya tenemos la comida envasada y entonces no vemos lo que hay detrás y es una industria de la producción de carne donde se matan cientos de miles de animales y todo lo que ya sabemos. Esa industria sí tiene una lógica perversa y de muerte, preparar animales para la muerte y para la industria. Acá el vinculo con el animal es súper amoroso, los cuidan, los atienden y después se los comen y yo veo que en ese acto hay una transmisión cultural de un padre a su hija.  Además, sentí que si yo sacaba eso estaba, de alguna manera, juzgando y quise mostrar cómo son las cosas sinceramente. Y para no hacer una bajada de línea, esto es así y vos pensá lo que quieras. Hay dentro de la película diferentes posiciones. Es abrir el juego.»

¿Cómo manejaste el registro de las charlas íntimas de algunas escenas?

«La película tuvo varias premisas… algunas se cayeron, otras se transformaron. Pero el pilar principal era no hacer una película testimonial sino que las situaciones cuenten. Y a nivel técnico, para resolver eso la decisión fue usar corbateros, ponerles el micrófono inalámbrico a las personas durante el día. Siempre desde un lugar de respeto y conocimiento, con ellos poniéndole el cuerpo a la película que sabían de qué era, no fue una onda ‘Operación MOCASE’. También se dieron cosas por tantos años de rodaje. Después de esa cantidad de tiempo uno empieza a pasar medio desapercibido.»

¿En qué momento esto se transformó en una película?

«Yo creo que cuando hicimos el corto y lo empezamos a difundir y exhibir se empezó a notar que quedaban muchas cosas afuera, otras cosas no se entendían y que el conflicto era mucho más amplio que solamente campesinos contra terratenientes, y ahí pensamos ‘a esto hay mucho más jugo que sacarle’.»

¿Cuánto tiempo de material tenés?

«140 horas de material filmado.»

¿Qué vas a hacer con todo ese material?

«No sé (risas), en un momento teníamos la idea de hacer un documental web y que pueda ser interactivo y explorable… después empecé a ver los costos y dije ‘ah bueno no, no se puede’ (risas).»

¿Cuál es el vínculo que creaste con el MOCASE?

«Un vínculo de amistad con muchos y de mi parte hacia ellos hay admiración, porque vos ves que el agronegocio tiene a todo el poder político, a las multinacionales, al poder judicial, a todos de su lado y, básicamente, están arrasando con todo y de repente se topan con estos tipos que son campesinos que viven dispersos en el medio del monte y que logran frenarlos. Todas las veces que intentaron meterse en las comunidades los campesinos los expulsaron. Entonces ahí hay una potencia.»

¿No los ves como una comunidad vulnerable ante eso?

«No, para nada, ese es un prejuicio que yo tenía mucho pero no. Es increíble, tienen mucha fuerza. Viven políticamente, están mucho más conectados y en red que lo que veo que estamos nosotros en la ciudad. No trasciende a nivel mediático pero pasa de todo porque a ellos no logran expulsarlos de su territorio. No es como acá que Mauricio Macri disuelve la Ley de Medios y se terminó la Ley de Medios, y así con la reforma previsional, la deuda a cien años, el FMI. Yo veo que ellos sus luchas del día a día no las pierden (más allá de que esto a nivel nacional también les compete). Entonces, en ese sentido, nos veo más vulnerables a nosotros que a ellos.»

¿Cómo fue estar ahí en el momento del fallo por el asesinato de Cristian Ferreyra?

«Fue muy tenso, porque toda la semana previa al fallo fue la semana que tuvo la defensa para citar a sus testigos y los testigos fueron a criminalizar al MOCASE  con una cantidad de barbaridades que no se podían creer. A ver, los viene a sacar gente armada de su territorio y se dan enfrentamientos violentos, pero eso no hace a la organización violenta y menos de la forma que los pintan como unos salvajes. Y todo eso empezó a replicar en el pueblo y el día del juicio la gente tenía miedo que el MOCASE prendiera fuego todo el pueblo, y el fallo fue terrible y no pasó nada. Es más, terminó el fallo y empezaron a recoger la basura del piso para dejar todo limpio.»

El fallo fue en 2014, ¿cómo esta hoy la situación allá?

«No te puedo dar casos puntuales, pero sí te puedo decir que todos los vínculos que la agrupación había conseguido con el gobierno anterior ahora se cayeron, tanto Secretaría del Bosque, de agricultura familiar, todo se dinamitó así que en ese sentido están más solos.»

¿Volviste a ir?

«Estuve hace poco porque se estrenó la película allá. A ellos les gustó mucho y ya es la peli de ellos, se la apropiaron.