Mejor no hablar de ciertas cosas

Netflix comenzó el mes de marzo, entre tantísimos estrenos, con la publicación en su plataforma de «American Conspiracy: The Octopus Murders», una serie documental de 4 episodios (dirigida por Zachary Treitz) en la que reflota la investigación periodística de Danny Casolaro que terminó con su muerte.

El escritor, que falleció de manera misteriosa el 10 de agosto de 1991 en el Sheraton Hotel en Martinsburg, se había obsesionado con llevar adelante un texto que comenzaba con un caso que implicaba al Departamento de Justicia de Estados Unidos por falta de pagos en la adquisición del software PROMIS que había desarrollado la compañía Inslaw de William Hamilton, quien reveló que se trataba de un proyecto de espionaje internacional.

La profundización de esta investigación llevó a Casolaro hasta el genio de la informática Michael Riconosciuto, que le brindó información tan disparatada como peligrosa. Asimismo, lo que inicialmente podía encaminarse hacia un hecho de corrupción que sumaba tráfico de influencias, termina por abrir un sinnúmero de ramificaciones que incluyen a Ronald Reagan y la «Sorpresa de Octubre» en la que ganó las elecciones ayudado por la toma de rehenes en Teherán, Irán, en 1979 (sobre este asunto, vale la recomendación para ver la película «Argo»); también el banco BCCI con sede en Luxemburgo y el blanqueo de dinero proveniente del narcotráfico con el Cártel de Cali; los vínculos con la mafia y el banco australiano Nugan Haand; escándalos por sobornos en el Gobierno; lavado de dinero y venta de armas mediante casinos de pueblos originarios en Cabazon, California; el financiamiento de los Contra en Irán; y los agentes Edwin Wilson y Frank Terpil y Libia.

De esta forma, los ocho desprendimientos y la cantidad de muertes que cada uno de estos dejó como saldo, generó la denominación «asesinatos del Pulpo». Así, la docuserie despliega una lista extensa de nombres como los de Robert Booth Nichols, John Nichols y Howard Hunt (personificado por Woody Harrelson en la miniserie «White House Plumbers»), y testimonios de Tony Casolaro (hermano del investigador), además del periodista Christian Hansen, que replica la obsesión de Danny y toma la posta. Incluso, le pone el cuerpo en las dramatizaciones y resulta llamativo su parecido con el colega, al que permanentemente se recurre para unir los puntos de una conspiración tan grande y compleja que no necesita del espectáculo para atrapar al espectador.