Mejor no hablar…

Este jueves 10 de agosto se estrena la película «Háblame» («Talk to Me»), el debut cinematográfico de los hermanos Danny y Michael Philippou, quienes se dieron a conocer a través de su canal de YouTube llamado «RackaRacka».

Mia (Sophie Wilde) es la protagonista de esta historia. Su grupo de amigos comienza a jugar con una mano embalsamada que les permite ser poseídos por un espíritu durante algunos segundos y ella, que atraviesa el duelo por la muerte de su madre, encuentra en estas sesiones una válvula de escape a ese sufrimiento.

Los problemas comienzan con los excesos y con el traspaso de límites, dos acciones que se relacionan muchas veces con el comportamiento adolescente y, justamente, a ellos les habla esta película. Como tradicionalmente hace el terror, usa lo sobrenatural para establecer problemas bastante terrenales que circulan en esos grupos sociales.

En palabras del director Danny Philippou, «la inspiración para ‘Háblame’ surgió al ver crecer a los niños del vecindario. Uno de los chicos estaba consumiendo drogas: sus amigos lo filmaban y su reacción era completamente lamentable, estaban en el suelo descostillándose de la risa. Todos lo filmaban y se reían de él. Las imágenes me parecieron impactantes y espeluznantes al mismo tiempo”.

Luego Daley Pearson, un amigo de los hermanos, compartió un guion de un cortometraje que había escrito sobre un grupo de adolescentes que utilizaban la posesión para «volar», y el director comenzó a trabajar la idea con su coguionista Bill Hinzman.

«Háblame» sortea los desafíos del género, logra apropiarse de los elementos más tradicionales. Uno puede entender que el juego es muy parecido a la Ouija y que algún espíritu se va a quedar más de lo debido en este plano, pero es la singularidad de los detalles lo que habilita una sorpresa genuina dentro de una estructura tan transitada.

La construcción y caracterización de los personajes se distancian de los roles estereotipados (y ya anticuados) marcados a fuego en las películas de terror sobre grupos de adolescentes. La profundización en el drama, la incomodidad y la confianza en lo truculento de la propuesta nos evita el uso y abuso de jump scares sin sentido y los reemplaza por climas densos.