«Nuestra parte del mundo»: hacia adelante

Vuelve Juan Schnitman a un mundo que conoce plenamente: el de la contención. «Nuestra parte del mundo» es un spin off de «El incendio», ese drama marital maravilloso de una pulsión violenta vectorizada por los impulsos.

En este desprendimiento lo tenemos a Marcelo (Juan Barberini), sus canas en la barba enuncian el paso del tiempo y entrada la historia también se perciben en él otros tipos de cambio, los que no son tangibles como las actitudes, las reacciones y el temperamento completo, esto último podría decirse en comparación a su vínculo con Lucía, su pareja en la película anterior. Su esposa aquí es Jazmín (Margarita Molfino), ambos ya decidieron separarse, eso es lo que se sabe una vez que terminan de tener sexo, además, nos enteramos que tienen por delante un viaje comprometido de antemano y que están a minutos de salir a la ruta, los tres… porque tienen un pequeño hijo, Gaspar, quien duerme en otro cuarto. Lo que está por fuera de este libreto ya escrito por ambos es que se despertaron mucho más temprano de lo que creían, en ese tiempo muerto surgido e imprevisto nace una posibilidad de replanteo o, al menos, de repaso de lo ya consumado.

En la madrugada, ese periodo impreciso del día porque no es de noche ni tampoco es de mañana, se da un limbo que les permite a ambos repensar el matrimonio que fue y, también, algo del futuro inmediato. Lo que comienza con una seguridad se desliza hacia el desborde emocional, mezclado con una madurez, la cual por momentos parece una fachada dirigida hacia el otro, que puede leerse como una necesidad de supervivencia.

En contraposición a «El incendio», los impulsos aquí están motorizados por la melancolía, las primeras horas de la mañana funcionan a modo de contorno, perfectamente dibujadas en los rostros de los personajes gracias al enorme trabajo del experimentado director de fotografía Julián Apezteguia. También es destacable la música extraordinaria de Maximiliano Silveiro para terminar de conformar la atmósfera planteada. En los diálogos, otra vez un guion escrito en conjunto entre el director y Agustina Liendo, yace el peso de todo ese matrimonio que se está diluyendo conforme pasan las horas. Cada cruce, cada micro reconciliación, cada recuerdo, cada idea sobre lo que se viene está calculada en las actuaciones, dotadas también de pausas, gestos y acciones físicas para complementar verdaderas interpretaciones cinematográficas, contrario a lo que algún advenedizo podría señalar como teatral. Schnitman es un verdadero talento dentro de lo que podría ser el escenario «un departamento y dos intérpretes». Hay ternura, hay tristeza, hay amor como un profundo deseo de seguir adelante a pesar del dolor.

«Nuestra parte del mundo» estuvo dirigida por Juan Schnitman y contó con las actuaciones de Juan Barberini y Margarita Molfino.