El gigante asiático organiza todos los años la convención más importante de esa región en la Feria Internacional del Libro de Beijing (BIBF), que cuenta con un mercado de lectores de más de 900 millones de personas. Precisamente por esta razón es que China todos los años sale en busca de producciones internacionales para calmar la sed de lectura de sus habitantes, a sabiendas de que el crecimiento anual de consumidores es de un 25%. Argentina ve en esto una oportunidad única y por eso decidió participar por segunda vez en este evento en el que se espera volver a tener las repercusiones que se obtuvieron en la edición del 2012.
El año pasado se incrementó en forma considerable la cifra referida a editoriales generales, universitarias y de formatos electrónicos en rubros tan disímiles como ciencia ficción, fotografía, historia, literatura infantil, política o teatro.
La feria agrupa en un solo lugar a más de 2.000 empresas del ámbito editorial y reúne, desde el 28 de agosto y hasta el 1° de septiembre, a 76 países.
Sobre la participación en estas jornadas, la vocera de la Agencia de Promoción de Exportadores de Argentina, Agustina Peretti, expresó que “la idea en estos dos primeros años es conocer el mercado editorial chino. Desde nuestra mirada muy lejana, se trata de empezar a transitar un camino para poder vender los derechos de edición argentinos en China”. Entre las dudas más lógicas, que consisten en la facilidad para traducir textos, el gobierno nacional desarrolló el PROSUR, un programa que subsidia los costos que implican la traducción de la literatura de un idioma al otro. En este sentido, Diego Lorenzo, coordinador del nuevo organismo, manifestó que “a veces un libro no puede ser publicado debido a que el coste de la traducción es demasiado alto. Nosotros queremos que esto no sea un obstáculo”.
Además, la Feria Internacional del Libro de Beijing servirá para crear oportunidades de negocios para editoriales privadas no solo chinas sino del planeta entero. Un ejemplo de esto es que el año pasado la novela de Eduardo Sacheri adaptada al cine y que se llevó el Oscar a la Mejor Película Extranjera, “La pregunta de sus ojos”, fue traducida y disparó las ventas del ejemplar. Este año se intentará copiar los resultados con textos como “El Eternauta” de Héctor Oesterheld (la obra cumbre del comic nacional) y escritos de Julio Cortázar (el año pasado se logró traducir “Rayuela” al mandarín).
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