Este lunes 18 de marzo se llevó a cabo en la residencia Santa Marta del Vaticano un almuerzo muy esperado y, en algunos casos, hasta temido por todos los argentinos. La presidente Cristina Fernández de Kirchner fue la primera mandataria que visitó al Papa Francisco, más conocido en su tierra natal por Jorge Bergoglio.
Tras su negación al matrimonio igualitario, desacuerdos con medidas del gobierno actual y hasta acusaciones aún no comprobadas sobre su presunta implicación con la dictadura militar, de esta tertulia se esperaba un roce brusco. Sin embargo, se produjo de manera pacífica y, al estilo del nuevo Papa, fuera del protocolo.
Dada esta última apreciación, circula una afirmación por las redes sociales que Bergoglio tiene una gran similitud con los comienzos de Néstor Kirchner.
Si bien no utiliza traje con botones desabrochado, no realiza bromas de cómo tomar el bastón presidencial, ni se golpeó aún en la frente con el instrumento de algún camarógrafo, Francisco actúa de manera más distendida que los anteriores en su cargo: saluda a la gente de manera afectuosa, hace comentarios inesperados (como al referirse que dentro de su nueva vivienda pueden habitar hasta 300 personas) y, ¡hasta saluda a su primera visita con un beso en la mejilla! La «presidente del fin del mundo» ante esta situación expresó, “es la primera vez que me besa un Papa”.
Algunos medios mundiales argumentan que solo a Cristina Fernández la saluda de esa manera por ser argentina y que, con los demás, mantendrá la forma protocolar.
Antes de tomar asiento para comenzar la reunión hubo un cruce de presentes. La Presidente le regaló un kit matero: mate, yerbera y termo, fabricado por la cooperativa argentina del plan Argentina Trabaja, “para que Francisco siga tomando mate siempre”, exclamó la mandataria. Además, le dio un poncho de vicuña de la provincia de Catamarca, “para que se abrigue del frío europeo”.
El Papa le regaló el libro «Conferencia Episcopal Latinoamericana», una foto del mosaico de la fundación de la Basílica de San Pedro donde quedó grabado desde el 28 de noviembre del 2009 el acuerdo de paz y amistad entre Chile y Argentina con las firmas presidenciales de Michelle Bachelet y la jefa de Estado presente. También le obsequió una rosa blanca, símbolo de la Virgen predilecta por Francisco, María Rosa Mística.
En el diálogo entre ambos directivos se tomaron en cuenta varios puntos de interés. Quedó asentado que el Papa intercederá en el diálogo con el Reino Unido por Malvinas, y también se trató el tema del trabajo esclavo y la trata de personas.
Por otra parte, Cristina Fernández se sintió sorprendida y emocionada que el Sumo Pontífice mencione la importancia de la unión latinoamericana, y que la llamará Patria Grande, haciendo hincapié en la patria que soñó San Martín y Simón Bolivar. «Me impactó, me impresionó mucho escuchar del Papa el término Patria Grande, y nos hace pensar en redoblar los esfuerzos para seguir en esta dirección», declaró la presidente argentina.
Por último, invitó al Papa a la Argentina, dado que encabezará en el mes de julio en Brasil el Encuentro Mundial de la Juventud y aseguró que lo encontró a Bergoglio muy tranquilo y en paz, aunque bastante preocupado por «la inmensa tarea de conducir el Estado Vaticano y su compromiso de cambiar las cosas que él sabe que tiene que cambiar, y que se ha comenzado a ver en gesto que luego seguramente se traducirá en políticas».
Fotos: Facebook oficial de la Presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
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