Un nuevo Primavera Sound llegó a Buenos Aires

Este 25 y 26 de noviembre se llevó adelante una nueva edición del Primavera Sound Buenos Aires, la versión local de este festival de música nacido en Barcelona en 2001 y que desembarcó en el país en 2022.

En esta ocasión, los platos fuertes internacionales incluyeron a The Cure, Beck, Blur y Pet Shop Boys, entre muchos otros representantes locales e internacionales del rock y el pop.

Esta segunda edición del festival propuso varios cambios respecto a su primera entrega, donde el más notable fue el cambio de recinto: de Costanera Sur pasaron a Parque Sarmiento, un predio al que se accede, claramente, con mucha más facilidad y que permitió que recorrer las distintas zonas del evento no significara tanta caminata como su antecesor.

También hubo diferencias en la organización del evento: mientras que en 2022 se desdoblaron los invitados más importantes en cuatro fechas centrales y una semana de sideshows bajo el nombre “Primavera en la Ciudad”, en esta edición 2023 todo se desarrolló dentro de un fin de semana, con solo 3 sideshows posteriores.

El formato “festival” tiene la particularidad de proponer días cargados de shows diversos en multiples escenarios. En este punto, el Primavera Sound presenta una grilla muy bien organizada y que resultó (por lo menos, durante el primer día de esta presentación) bastante respetuosa de los horarios pautados (a excepción de Róisín Murphy, cuya presentación tuvo una demora de 20 minutos). Aun así, esta multiplicidad de ofertas hace que cada quien realice su propio recorrido durante las largas horas de música en vivo que proponen estos encuentros. Lo que sigue es entonces la crónica de un Primavera Sound posible, un recorrido en particular de este sábado 25 de noviembre.

Para empezar, los londinenses Black Midi presentaron su primer show en Argentina durante la calurosa tarde de sábado que llevó a muchos a disfrutar del espectáculo desde los pequeños rincones de sombra que se podían aprovechar. Si bien el show comenzó con inconvenientes técnicos, no estaba funcionando el sistema de PA, la amplificación de sonido destinada justamente al púbico, por lo que los músicos se tuvieron que retirar del escenario y volver tras unos cuantos minutos. A pesar de ello, el fastidio del público se vio rápidamente resuelto con toda la onda que la banda le puso a su actuación, transformando hasta la prueba de sonido en parte de sus canciones, que proponen una mezcla de math rock con algo de post punk y una base de jazz que vuelve a cada pieza un experimento distinto.

Ellos forman parte de las propuestas de sideshows del festival y se presentan este 27 de noviembre en La Trastienda.

Uno de los shows más destacados de la fecha fue el de Slowdive, una de las bandas presentes que mejor dialoga con The Cure, quienes cerraron la fecha. Esta agrupación inglesa referente del shoegaze se presentó en el escenario Barcelona (el más alejado de los cuatro disponibles en esta edición) en un atardecer que volvieron mágico. Acompañados de visuales exquisitas, propusieron un viaje por diferentes atmósferas en 10 canciones que movieron al público de su típico coro y pogo a un constante baile acompañado de algunos air-pianos al ritmo de los recorridos musicales que proponía la banda de Rachel Goswell y Neil Halstead.

En este recorrido posible del Primavera Sound estos dos shows completos estuvieron condimentados localmente con fragmentos de Conociendo Rusia y El mató a un policía motorizado, quienes ocuparon los escenarios Primavera y Heineken con algo de superposición horaria a Slowdive. Primero llegó Conociendo Rusia en un show súper prolijo a pesar de no estar tocando juntos por 7 meses, detalle que Mateo Sujatovich comentó después del primer tema, casi como pidiendo paciencia a un público al que no necesitaba convencer de nada. Con Slowdive fuera del escenario, gran parte del público se trasladó a ver el final del show de El mató…, que cerraron su presentación con “Chica de oro”, coreada por gente desde la primera fila hasta quienes todavía estaban llegando desde el Barcelona en el estado de ensoñación que los habían dejado los británicos.

El cierre de la fecha estuvo a cargo de The Cure, quienes le pusieron su impronta a la noche desde el minuto cero: antes de que la banda saliera al escenario inundaron el ambiente con sonidos de tormenta. Si alguien tenía alguna duda, en ese momento quedó claro que el resto de la noche estaba a cargo de The Cure y sería a su forma y a su ritmo.

Estos abanderados del rock gótico brindaron un show dinámico con versiones de sus canciones más conocidas que se sintieron frescas sin dejar de ser fieles a las originales, tomandose el tiempo de generar climas diversos y pasando por distintos estadíos durante las dos horas y media que duró su presentación.

Todo el espectáculo penduló entre canciones del catálogo más antiguo de la banda (dejaron de lado sus tres últimos discos editados) y adelantos de su próximo álbum “Songs of a lost world”, lo que se pudo ver desde el comienzo, ya que dieron inicio con el tema nuevo “Alone” automáticamente seguido por “A letter to Elise”, uno de los más queridos por los fanáticos de Robert Smith y compañía. A partir de ahí se desarrolló un primer bloque de hits como “High” y “Lovesong”, que fueron dando paso poco a poco a zonas más densas y contemplativas con “Fascination Street” y “A night like this”, volviendo a bailar con “Push”, “Inbetween days” o “Just like heaven”, para volver a la introspección con “Want” o “Plainsong” y dejando al público extasiado en un desfile de hits finales que incluyeron hasta un cambio de escenario por parte de Robert.

Con pocas palabras, pero una fascinación genuina por el público argentino, The Cure cerró la noche con “Boys don’t cry” y dejó a todos esperando que haya una cuarta visita de esta banda que se formó hace más de cuarenta años y sigue vigente.