Regreso (no tan) clásico

Volvieron los Red Hot Chili Peppers, después de cinco años (su último show había sido en el Lollapalooza 2018) y lo hicieron con su formación clásica, gracias al regreso de John Frusciante en las guitarras. También marcó un retorno al estadio de River Plate, lugar donde tocaron en octubre de 2002, en una época donde los shows internacionales escaseaban por los altos costos en un país devastado.

Los Peppers pasaron por varios lugares icónicos de la Ciudad de Buenos Aires: desde el debut en el Estadio Obras en el que vistieron cascos de fuegos, pasando por el show de “los sillazos” en Luna Park, hasta la cancha de Vélez Sarsfield en 2001, que también tuvo una particularidad dentro de un festival en el que participaron Catupecu Machu y Deftones bajo una lluvia incesante, el mismo día de la famosa inundación de Belgrano.

Para esta ocasión, los californianos llegaron a Argentina como parte de una gira latinoamericana, para presentar su último disco “Return of the Dream Canteen”. La apertura de la primera de las dos presentaciones tuvo un jam entre Frusciante, Flea y Chad Smith, que evidencia un estilo propio nutrido de un funk influenciado de la Costa Oeste. El primer tema fue “Can’t Stop” del disco “Stadium Arcadium”, para continuar en el mismo sentido de potencia con “The Zephyr Song” y “Dani California”. Lejos de sentirse en la necesidad de adaptar su repertorio y la presencia escénica para un estadio colmado, la banda se mantuvo pegada en un corto espacio, como si estuvieran en un escenario más pequeño. Tampoco hubo interacción con el público, más allá de algunas arengas de Flea y unos “thank you” de Anthony Kiedis.

El segundo bloque de temas tuvo mucho de sus últimos discos, en especial de “Unlimited Love” y “Return of the Dream Canteen”, con “Aquatic Mouth Dance” y “Eddie”. También hubo lugar para “Soul to Squeeze”, un lado B de “Blood, Sugar, Sex, Magic”, el disco que marcó un quiebre y lo posicionó globalmente al grupo. Lejos de ser una ametralladora de canciones, los RHCP pararon entre todas las canciones; para hacer más jams, solos de Frusciante y algunos amagues de covers (el caso de “London Calling” de The Clash antes de “Right on Time”).

Entre los temas que mejor sonaron estuvieron “Strip My Mind”, con una fuerte impronta de JF en guitarra y coros, “Suck My Kiss” y “Californication”, para regresar a los hits. El cierre fue con “By the Way”, para volver con dos bises: “Under the Bridge” y “Give it Away” (los únicos dos temas fijos en la gira, ya que no se repitió la lista en dos shows consecutivos).

Los RHCP dieron su mejor show en Argentina, en términos de sonido, además de ofrecer una sobriedad basada en la potencia de los temas, en la rareza de alguna canción no incluida en otras giras y en el regreso de su guitarrista histórico. Una hora y media balanceada, entre algunos pocos clásicos y muchos temas para la apreciación de los más fanáticos de una banda legendaria y siempre cercana al público argentino.