«Una Vida Oculta» en el 34 MDQ Film Fest

«Porque el crecimiento del bien en el mundo depende, en parte, de actos que nada tienen que ver con históricos… y que ahora las cosas no nos vayan tan mal como podrían irnos se debe, en buena parte, a los muchos que vivieron fielmente una vida escondida y descansan en tumbas que nadie visita», manifestó George Eliot.

Este 9 de noviembre, la primera proyección del 34° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata fue a sala repleta con «A Hidden Life» de Terrence Malick («El árbol de la vida», «La delgada linea roja», «Malas tierras»), la cual se ubica dentro de la sección Panorama de Autores y Autoras en el Festival.

En el pueblo austríaco de Sankt Radegund viven Franz y Fani Jägerstätter como granjeros. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Franz se rehúsa a ser parte del ejercito nazi y se niega a realizar el juramento de lealtad a Hitler. Por esto es detenido y trasladado a una prisión militar en Berlín, acusado de traición.

Aunque esto no lo narra la película, Franz Jägerstätter había sido el único en su pueblo que votó en contra del plebiscito para la anexión de Alemania y Austria.

El tiempo pasa aplastante para Franz y Fani separados, ambos sostienen con el cuerpo una determinación que se tomó con el espíritu. La película resalta varias veces estar hablando de una pequeña resistencia que se disuelve antes de siquiera pensar que puede «cambiar el mundo» que es tanto más grande.

Visualmente bella, con una composición luminosa y un montaje muy particular que funciona con contrapuntos narrativos, se complementa con los fragmentos de «El triunfo de la voluntad», el documental de propaganda del nazismo de Leni Riefenstahl.

En una actualidad cargada de biopics a personalidades extravagantes y de huellas fuertes en la historia, Terrence Malick lleva a la pantalla grande una vida mínima pero con un espíritu muy fuerte, la de Franz Jägerstätter, que fue condenado a morir en la guillotina y en el año 2007 fue declarado beato por la iglesia católica.