Volvemos a gritar #NiUnaMenos

A un año del primer grito desesperado pidiendo que dejen de morir mujeres volvemos a pedir lo mismo, porque la realidad no cambió, porque es una problemática de todos los días en la que mujeres no reciben la ayuda que necesitan, se animan a denunciar y la persona que debe escucharla y ayudarla se demora en un trámite que puede salvar su vida. También las mujeres son cosificadas en la televisión, donde se trata a la violencia como un tema de moda, que se critica a las mujeres que hablan de la violencia o de la defensa de los derechos «como mujeres feminazis que no tienen otra cosa que hacer», mujeres que sufren violencia en su noviazgo, en sus partos, en sus trabajos, en la calle, en miles de contextos.
Lamentablemente, se suman más historias de vidas de mujeres que murieron, así lo demuestra la información brindada por el Observatorio de Femicidios «Adriana Marisel Zambrano», coordinado por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, que afirma que entre el 1° de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 se registraron 275 femicidios, 275 vidas de mujeres que se pudieron salvar y que hoy no están para sumar su grito de lucha.

Algunos datos para reflexionar

De los 275 femicidios, 108 mujeres murieron en manos de femicidas que eran sus esposos, parejas o novios. 54 fueron asesinadas por sus exesposos, exparejas y exnovios. 13 de ellas murieron en manos de sus padres y padrastros, 23 en manos de vecinos y conocidos, 12 muertes fueron cometidas por otros familiares y 5 en manos de sus hijos, uno de los casos por prostituyentes y 59 mujeres murieron en manos de personas con las cuales no tenían ningún vínculo aparente.
Cabe destacar que los datos de este informe fueron recopilados por agencias informativas y 120 diarios de distribución nacional y/o provincial, sin dejar de lado que hay muchos casos que quizás no tuvieron resonancia en los medios y no forman parte de esta estadística.
Además, se registró que el rango de edad de la víctima que muere es de una mujer desde los veintitrés meses de edad: once casos de niñas que murieron entre los  2  a 12 años, veintinueve mujeres entre los 13 a 18 años, noventa y cinco casos que murieron entre los 19 a 30 años, cien entre los 31 a 50 años, veintiséis entre los 51 a 65 años, nueve entre los 66 a 90 años y hubo cuatro casos sin edad registrada.
Y lo más indignante es que de estos 275 femicidios veinte mujeres contaban con denuncias realizadas, diecinueve contaban con la medida de exclusión y/o prohibición para que su agresor no se acercara a ellas, treinta y dos contaban con indicios de abuso sexual, veintitrés eran ex o actual integrantes de las fuerzas de seguridad, seis de los casos las mujeres eran presuntas victimas de prostitución, cinco de ellas se encontraban embarazadas, cinco fueron travesticidios y una de las victimas era de pueblos originarios. Además, en treinta y seis de los casos los femicidas se suicidaron.
Si seguimos analizando estas muertes, podemos comprobar que la atención que actualmente se brinda a esta problemática por parte del Estado es insuficiente, partiendo desde la difusión y prevención de la violencia, la atención policial que reciben las mujeres que denuncian hechos de violencia, seguimiento de los casos judicializados o tobillera electrónica para controlar a quienes perpetúan la violencia.
Se necesita un mayor presupuesto para contar con hogares y refugios para victimas, incluso para el programa de atención a víctimas de violencia sexual, ayuda económica a los niños y familias que pierden a sus madres y pérdida de derecho como padre por parte del violento sobre hijos menores, ya que en muchos casos sus hijos quedan a cargo de esta persona. Necesitamos como sociedad que sea reglamentada y cuente con presupuesto la Ley de Patrocinio Gratuito para que las mujeres puedan acceder a la justicia, que se implemente la Ley 26.485 para prevenir, erradicar y frenar la violencia de género y para que en un futuro no lejano se pueda hablar de la realidad y demostrar estadísticas que puedan demostrar lo contrario, que no haya muertes, que demuestren que se está trabajando en esta problemática.
Mientras tanto. en muchas ciudades de nuestro país todos nos reunimos para pedir por la vida, para que la violencia en cualquiera de sus formas deje de violentar no solo a las mujeres hétero sino también a lesbianas, gays, travestis, trans y que cada persona desde su lugar pueda hacer valer sus derechos sin que eso cueste la vida.