El mayor exponente de servicio, la más grande entre las grandes, hoy cumpliría 103 años de vida. Nacida el 26 de agosto de 1910 como Agnes Gonxha Bojaxhiu, Teresa de Calcuta fue una monja católica consagrada a los pobres y enfermos, una misionera de caridad con espíritu libre y rebelde, con sangre albanesa aunque, dicho de sus propias palabras, ella pertenecía al mundo y su corazón le pertenecía a Jesús.
A los 18 años se dirigió a la Abadía de Loreto y nunca más volvió a ver a su madre y su hermana.
Hizo voto de pobreza, castidad y obediencia. Trabajó por más de 20 años como profesora de historia y geografía, pero a medida que transcurría el tiempo sentía la necesidad de ayudar en forma más concreta a los pobres de Calcuta. Ahí fue cuando ella sintió la llamada de Dios para dedicar su vida a la caridad.
Fundó la congregación Misioneras de la Caridad, donde daban espacio y curaban a ciegos, discapacitados, ancianos y alcohólicos, entre otros.
En el año 1952 inauguró el primer hogar para moribundos llamado “Kalighat, la casa del corazón puro” y fue creado para que todos aquellos que estuvieran desahuciados pudieran morir con dignidad.
En la década del 70’ ya era conocida internacionalmente como persona humanitaria, defensora de los pobres y protectora de los indefensos. En esta misma década, en el año 1979, obtuvo el premio Nobel de la Paz.
Tras su muerte el 5 de septiembre de 1997, Juan Pablo II la beatificó en el año 2003 en la Plaza San Pedro.
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