Trastorno de ataque de pánico

Se define al trastorno de pánico como ataques de pánico frecuentes e inesperados, preocupación continua por la posibilidad de tener otro ataque de pánico y miedo a perder el control.

Un ataque de pánico es la aparición brusca de miedo irracional y desproporcionado al estímulo, que está acompañado de ciertos síntomas físicos característicos. Estos síntomas son consecuencia de la activación del sistema nervioso simpático (ante el miedo/ansiedad, aumenta la producción de cortisol en las glándulas suprarrenales, produciendo la liberación de adrenalina y activando así, a este sistema), que es responsable de otorgar las diferentes respuestas frente al peligro: luchar o huir.

¿Cuáles son estos síntomas?

Taquicardia, sudoración, temblores, sensación de falta de aire, dolor de pecho, náuseas, mareos, inestabilidad o sensación de desmayo. Otros posibles son escalofríos o sensaciones de calor, parestesias (entumecimiento u hormigueo), desrealización o despersonalización. Y también puede aparecer el miedo de perder el control, enloquecer o morir.

Un ataque de pánico no dura más de 10 a 15 minutos. Se pueden observar síntomas específicos de la cultura (por ejemplo, tinnitus, dolor de cuello, dolor de cabeza, gritos o llanto incontrolables). Tales síntomas no deben contarse como uno de los cuatro síntomas requeridos.

Al menos uno de los ataques es seguido por 1 mes (o más) de uno o ambos de los siguientes: preocupación persistente por ataques de pánico adicionales o sus consecuencias (por ejemplo, perder el control, sufrir un ataque cardíaco o “volverse loco/a”); un cambio desadaptativo significativo en el comportamiento relacionado con los ataques (por ejemplo, comportamientos diseñados para evitar ataques de pánico, como evitar el ejercicio o situaciones desconocidas); la alteración no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, abuso de una droga, un medicamento) u otra condición médica (por ejemplo, hipertiroidismo, enfermedades cardiopulmonares); la alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, los ataques de pánico no ocurren solo en respuesta a situaciones sociales temidas, como en el trastorno de ansiedad social en respuesta a situaciones u objetos fóbicos circunscritos o como en la fobia específica en respuesta a obsesiones y, en el caso del trastorno obsesivo-compulsivo, en respuesta al recuerdo de eventos traumáticos, como en el trastorno de estrés postraumático).

¿Cuándo hacemos diagnóstico? Cuando existan al menos 4 (cuatro) de estos síntomas. ¿Cómo puedo aprender a regular mis ataques de pánico? Realizar ejercicios de respiración y meditaciones diariamente nos ayudará a tener más control sobre la regulación de nuestra frecuencia respiratoria y cardíaca, por lo cual, frente a un ataque de pánico, podremos reponernos de manera más rápida.

¿Qué hacer frente a alguien que está padeciendo un ataque de pánico?

No imponer soluciones. Lo que para vos puede ser útil, para la otra persona puede ser más estresante de lograr y, por lo tanto, va a empeorar el cuadro. Creo que el mejor consejo sería, simplemente, acompañar. Preguntar si esa persona necesita algo, darle su tiempo, tomar su mano y hacerle entender que pase lo que pase, no está solo/a y que transitarán esto juntos/as.

¿Cuál es el tratamiento para el trastorno de pánico?

Será fundamental el espacio de psicología para aprender a gestionar la ansiedad de manera sana. En algunos casos, indicaremos psicofármacos como ansiolíticos o antidepresivos (ISRS como primera línea).

Artículo elaborado especialmente para puntocero por la doctora Natalia Belén Lamónico.

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