Cada vez con más frecuencia recibo consultas de los padres de mis pacientes adolescentes acerca de qué hacer frente al uso del vaporizador o cigarrillo electrónico. En términos generales, me exponen la siguiente situación: más allá de que sus hijos hayan jurado y perjurado no fumar, ordenando y limpiando su cuarto, encontraron un dispositivo de vapeo y no supieron cómo proceder.
En estos casos, lo primero que les pido a los padres es que lo tomen con calma, lo que no significa sin seriedad. Antes de tomar cualquier medida en torno a sus hijos, les ofrezco un espacio de orientación en el que responder a todas sus inquietudes. Les explico que el cigarrillo electrónico o vapeador es un dispositivo a batería que calienta un líquido hasta transformarlo en un aerosol, el cual se inhala. Pero, contrariamente a lo que muchas personas afirman, el aerosol no es solo vapor de agua sino que contiene otras sustancias químicas peligrosas como, por ejemplo, aceites, hierbas y… nicotina.
Por lo tanto, entre los riesgos del vapeo está la adicción, y no es necesario que fumen diariamente para volverse adictos. En este sentido, el uso de cigarrillo electrónico puede ser una puerta de acceso al cigarrillo común. Por último, les informo que vapear acarrea riesgos para la salud, del mismo tenor que el tabaco, como daño en los pulmones y bronquitis crónica.
Luego de interiorizarse, los padres quieren saber qué deben hacer. Ante todo, les sugiero no adoptar posturas extremas que socaven la confianza. Es importante hablar con sus hijos, pero desaconsejo completamente extensos y acalorados discursos. Es mucho más eficaz mostrarles notas periodísticas y científicas o videos, en los que se expongan cuáles son los riesgos del uso de vapeador, que darles un sermón o castigarlos.
Es fundamental conocer cómo, cuándo, cuánto y por qué lo emplea, para saber cómo ayudarlo.
Por último, aconsejo establecer límites claros, que dependen de cada familia, evitando amenazas que son producto de la impotencia y que no conducen a nada productivo. Algunos padres deciden solo no darles permiso para el vapeo en casa o no darles dinero para nada relacionado con el vapeo (aunque sea posible que lo hagan fuera, de todos modos, o que el dinero que se les da sí lo utilicen en ello). Otros padres se inclinan por imponer consecuencias al encontrarles un vapeador como, por ejemplo, suspender un mes la mensualidad o no dar permiso a salir el próximo fin de semana.
En cualquier caso, para los adolescentes en terapia es fundamental el rol del psicólogo, en la toma de consciencia, en la comprensión de los motivos que subyacen a la adicción y en orientar a encontrar la motivación para abandonar una práctica peligrosa.
Artículo elaborado por Carolina Boso.
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