Este domingo, Sudáfrica comenzó su camino para retener el título mundial con un enorme triunfo sobre Escocia por 18-3 en la ciudad de Marsella. Los africanos manejaron el partido y golpearon en los momentos oportunos.
El triunfo de los Springboks sobre Escocia ratificó la condición de equipazo de los sudafricanos. El talento de sus jugadores a nivel grupal (e individual) parece hacer fácil este deporte y reduce al mínimo las posibilidades de su rival de arrebatarle un triunfo.
Cuando tiene la ovalada, Sudáfrica empuja a su rival contra su propio campo y, cuando no la tiene, se desespera por obtenerla de nuevo. Claro que lo hace de una manera inteligente y disciplinada. Primero, sus players tacklean e, inmediatamente, aparece un ejército de «pescadores» que va en busca del balón, lo obtiene y fuerzan penales como para salir de algún sofocón o sumar en ofensiva. El scrum funciona casi siempre a la perfección.
En el primer tiempo, Manie Libbok se encargó de aportar los únicos seis puntos con dos envíos a los postes. Escocia defendió bien a cada intento de su rival, pero careció de peso ofensivo. En realidad, el equipo que tuvo enfrente no lo dejó jugar.
Sin embargo, el seleccionado escocés tuvo buenas noticias sobre el final de la etapa inicial cuando forzó dos penales seguidos producto de imponerse en el scrum. El segundo de ellos fue canjeado por Finn Russell para estampar el 6-3 parcial.
En los primeros 10 minutos del complemento, los Springboks pulverizaron las ilusiones de los escoceses con dos tries. Primero, Pieter-Steph Du Toit levantó el estandarte de los forwards y metió a su rival en propio ingoal. Luego, Libbok asistió con un kick magistral a Kurt-Lee Arendse, quien ingresó a toda velocidad y apoyó la segunda conquista sudafricana.
Luego llegó el turno de defender, recuperar rápido la pelota, tacklear, pescar, forzar penales. Y lo hizo casi a la perfección. Escocia lo intentó, tuvo un par de lines en los 22 metros rivales, pero se topó con un muro impenetrable, como en todo el juego.
Los minutos pasaron al compás del dominio de los «Boks» y las ganas que se fueron apagando de los escoceses, que tuvieron un buen partido pese al resultado final.
Sudáfrica es cosa seria, por algo son los campeones del mundo. Disciplina, obtención, posesión, talento y oportunismo, un verdadero equipazo al que no le hace falta aplastar a su rival para imponer su juego.
Formaciones e incidencias
Sudáfrica: Steven Kitshoff, Malcolm Marx, Frans Malherbe; Eben Etzebeth, Franco Mostert; Siya Kolisi (capitán), Pieter-Steph Du Toit, Jasper Wiese; Faf De Klerk, Manie Libbok; Chelsin Kolbe, Damian de Allende, Jesse Kriel, Kurt-Lee Arendse; Damian Willemse.
Ingresaron: Mbongeni Mbonami, Ox Nche, Trevor Nyakane, Rg Snyman, Marco Van Staden, Duane Vermeulen, Grant Williams, Willie Le Roux.
Escocia: Pierre Schoeman, George Turner, Zander Fagerson; Richie Gray, Gran Gilchrist; Jamie Ritchie (capitán), Rory Darge, Jack Dempsey; Ben White, Finn Russell; Duhan Van Der Merwe, Sione Tuipulotu, Huw Jones, Darcy Graham; Blair Kinghorn.
Ingresaron: David Cherry, Jamie Bhatti, Wp Nell, Scot Cummings, Matt Fagerson, Ali Price, Cameron Redpath, Ollie Smith.
Conquistas: 13′ penal de Manie Libbock (Sudáfrica), 24′ penal de Manie Libbock (Sudáfrica), 40′ penal de Finn Russell (Escocia), 46′ try de Pieter-Steph Du Toit, 50′ gol de Faf De Klerl por try de Kurt-Lee Arendse (Sudáfrica).
Árbitro: Angus Gardner (Australia). Estadio: Vélodrome, Marsella, Francia.