Si por tu barrio hay animales callejeros que habitualmente deambulan por la misma zona, tenés la posibilidad de hacer algo por ellos y por todos nosotros. En forma gratuita, podés llevarlos a vacunar y a desparasitar.
Desde noviembre de 2012, en la Ciudad de Buenos Aires rige la ley 4.351 por la que se apunta al “control poblacional de canes y felinos domésticos y domésticos callejeros como también la sanidad de todo tipo de animales domésticos y domésticos callejeros”. Debemos aclarar que en el texto se hace referencia a dos clases de animales: el doméstico y el doméstico callejero. La doctora Marcela Viglione nos explicó que las domésticas son aquellas mascotas que conviven en nuestro hogar, mientras que los domésticos callejeros son aquellos que tienen como lugar habitual de residencia la vía pública, la calle, pero que generalmente se los ve por la misma zona, por el mismo barrio y son conocidos por quienes viven en el lugar.
Esta distinción es importante, porque hace al objetivo de la ley que otorga a las “Organizaciones No Gubernamentales cuyo objeto social sea la protección animal las que lo tomen de su lugar habitual en la calle, lo castren, lo lleven al hospital y lo devuelvan a su lugar habitual (sic) de habitación por más que sea la calle”, expresó Viglione.
Para la realización de las operaciones correspondientes se prevé la instalación de Centros Vacunatorios Móviles y otros establecimientos cuyo lugar de emplazamiento serán fijados por cada una de las comunas porteñas. Al respecto, el doctor Gerardo Esbry, director de la Comisión de Salud de la Legislatura Porteña, nos indicó que “los Centros Vacunatorios Móviles tienen una programación no fija, sino que se determina a medida que se detectan los animales callejeros. Cuando una persona o una ONG encuentra animales domésticos callejeros, se coordina la realización de la esterilización y se programa la actividad del centro.”
El proyecto de ley fue presentado por el diputado Jorge Selser, aunque el texto final resultó de la integración de este proyecto y de otro realizado por el diputado Daniel Amoroso, que manifiesta que “se restringía a la instalación de centros sanitarios asistenciales. El problema era cómo se controlaba la demografía. Una hembra en siete años da a luz a 5.700 crías. Entonces, como el proyecto de Selser impulsaba el control demográfico se los unió».
Esbry señaló que los beneficios de la esterilización son evitar el celo, las enfermedades graves como tumores y la agresividad. Además, aclaró que no es una cuestión de mutilar al animal, también previene la aparición de patologías y se hace un control poblacional.
La abogada Viglione hace hincapié en el hecho de que no es de manera compulsiva que se toma a un animal “por medio de una cadena de ahorque ni mucho menos”. Se prevé que sea gente de la zona la que lleve al mismo a castrar. Gente con la que el animal esté habituado a estar, a ver.
“Esos animales generalmente están contenidos por un grupo de personas que les da de comer, les da agua, los lleva al veterinario”, lo que hace que no sea un proceso traumático para el perro o el gato, que es la clase de animales a los que está dirigida esta ley.
Un detalle que mencionó Silvia Sezai, del Centro Michimiau, es que otro problema conexo a la cantidad de animales callejeros, y que es aún más grave, son los propietarios de felinos que no los castran, con lo cual “tienen crías y crías que terminan abandonadas en la calle”.
Sezai señaló que “en cada baldío, hospital, escuela o lugar donde haya algún gaterío, siempre hay gente que les da de comer y también los castran, está bastante controlado el tema hasta ahí. El problema es que los propietarios no ejercen una tenencia responsable. En algún momento presenté un proyecto ambicioso, sin ir más lejos, para aplicar en los gatos del Jardín Botánico y solucionar definitivamente el tema de los felinos de ahí y el constante abandono, pero es muy difícil en una sociedad donde existen muchos impedimentos de orden burocráticos”.
Al respecto, la doctora Viglione señaló que al ser un “procedimiento gratuito, se financiará con impuestos, es para incentivar a que las personas lleven a los animales a castrar y esterilizar. La ley enfatiza que sea con los callejeros, que son los animales con los que más problemas hay. Además, es una cuestión de protección a las personas, para evitar el contagio de enfermedades”.
Es interesante señalar que “de cada diez animales callejeros uno encuentra hogar y hay nueve en la calle. Viven en la calle, en malas condiciones, sin ninguna protección”, nos dijo Viglione, quien destacó que “la ley viene a cumplir el apartado de la Constitución porteña que señala que la Ciudad de Buenos Aires protege la flora y fauna urbana”.
¿Y una vez que se llevó al animal al centro vacunatorio y se lo esterilizó y se lo castró? Esbry nos explicó cómo identificarlo: “Se le coloca un collarín que no es de calidad estética para evitar robos pero sí muy fuerte, resistente y no se rompe fácilmente”. De todas maneras, esto no evita nuestra concurrencia al veterinario en el caso de que seamos mordidos por un animal callejero.
“Hay dos ejes: la campaña, la intervención en el campo y el programa de vacunación. Un ciudadano identifica por medio del collarín si el animal fue esterilizado, pero de cualquier manera debe seguir el plan vacunatorio en el Instituto Pasteur para evitar contagio de enfermedades.”
Sezai tiene su propia idea de cómo identificar al animal que ya está protegido: “lo ideal sería microchips, pero es un sistema algo costoso, hay una identificación de tinta en la parte interna de la oreja. Cuando el animal llega al Centro de Vacunación debe ser castrado, identificado y vacunado al menos con una dosis de vacuna antirrábica en su vida”.
Pero toda reglamentación o norma tiene una pata que es importantísima para su cumplimiento: su difusión. Esbry señaló que es responsabilidad del Ejecutivo municipal, que es quien debe designar qué organismo será la autoridad de aplicación. “Desde la legislatura no tenemos capacidad de publicidad”, manifestó al mismo tiempo que expresó su resignación. Sezai, por su parte, consideró que faltan campañas publicitarias: “la gente que no está en el tema y los que tienen intención de ayudar a animales callejeros no encuentran opciones más que de hacerse cargo y llevar a un animal a un consultorio particular”.
A partir de ahora, cuando veas gatos o perros callejeros por tu barrio podés acudir a una ONG para vacunarlo. Así protegerás al animal y a las personas.
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